Todas las interpretaciones nominadas al Oscar en 2018 ordenadas de peor a mejor
Es un hecho evidente que en la noche de los Oscar la mayoría de premios no siempre los gana el que más lo merece, y las categorías interpretativas no son una excepción. Este año encontramos veinte intérpretes que han dado lo mejor de sí mismos a través de veinte personajes completamente diferentes, algunos de ellos extraordinariamente complejos, otros los ha escrito Guillermo del Toro, pero todos tienen algo que los hace únicos:
- Mary J. Blige por ‘Mudbound’
No hay una manera agradable que decir que Mary J. Blige está este año nominada porque es una negra con suerte, pero Mary J. Blidge está este año nominada porque es una negra con suerte. Probablemente no se merecía quitarle la nominación a Holly Hunter por The Big Sick, pero hay veces en las que es mucho más valioso romper la estadística que nominar a la enésima blanca de turno. Y este es uno de esos casos.
- Christopher Plummer por ‘Todo el dinero del mundo’
Christopher Plummer está más nominado este año por la increíble proeza que supuso sustituir toda la interpretación de Kevin Spacey en un par de semanas que por otra cosa, pero su verdadero mérito aquí es que consigue no solo que te olvides completamente de Spacey, sino que además te resulte imposible creer que alguien necesitó un caso de abuso sexual para darse cuenta de que este papel no podía ser de otra persona que no fuera Plummer.
- Gary Oldman por ‘El instante más oscuro’
Gary Oldman demuestra con su magnífica imitación de Winston Churchill que sabe gritar como nadie incluso debajo de los tres kilos de plástico que lleva en la cara y que podían haber conseguido tranquilamente que hasta Kristin Scott-Thomas se parecieran al Primer Ministro británico. Una interpretación perfecta y perfectamente olvidable que todos aplaudiremos cuando gane, y que nos permitirá finalmente dejar de fingir que no nos acordábamos de que John Lithgow había hecho exactamente lo mismo en The Crown hacía escasos veinte minutos.

- Octavia Spencer por ‘La forma del agua’
Ser la negra graciosa en una película no es nada fácil por mucho que Octavia Spencer y sus ojos constantemente desorbitados hagan que lo parezca. Zelda (que tranquilamente podía llamarse Oda Mae Brown) es un cliché absolutamente vergonzoso, pero Octavia es capaz de sacarle petróleo. Porque es fácil dar vida a un cliché, pero jamás lo es darle brillo. Y Octavia siempre hace lo segundo.
- Richard Jenkins por ‘La forma del agua’
Como casi todo en La Forma del Agua, Giles está escrito con pocas pretensiones y de forma muy cuqui, pero es Richard Jenkins el que lo lleva allá donde el guion de Guillermo del Toro no es capaz de llegar. Porque las luces verdes son distractorias, pero la verdadera magia de La Forma del Agua está en el talento de su reparto.
- Denzel Washington por ‘Roman J. Israel, Esq.’
Denzel Washington es uno de esos actores con los que nunca puede saberse si están dando una gran interpretación o solo están abusando de veinte tics a la vez. Y para lo bueno y para lo malo, su interpretación en Roman J. Israel Esq es la apoteósica sublimación de ese concepto
14.Woody Harrelson por ‘Tres anuncios en las afueras’
Si nos paramos a analizarlo, no hay muchos matices que separen la interpretación de Woody Harrelson en Tres Anuncios en las Afueras de su interpretación en, por ejemplo, Ahora me ves 2. Y aunque si bien es cierto que los pectorales la interpretación de Armie Hammer hubiera dignificado mucho más esta categoría, hace falta mucho carisma y unos huevos muy gordos para decir “si echara del pueblo a todos los policías que odian a los negros solo quedarían los que odian a los maricas” y no solo no matarte en el intento, sino que aún encima te quede bochornosamente gracioso.
- Meryl Streep por ‘Los archivos del Pentágono’
Kay Graham es una mujer que se vio obligada a ser firme en su inseguridad cuando tenía el mundo en contra, y Meryl Streep lo cuenta con la elegancia de su caftán y sin regodearse en sentimientos. Sus 21 nominaciones pueden dividirse fácilmente en dos categorías: las que tiene porque se merece y las que tiene porque es Meryl Streep. Y por primera vez en doce años, el control y la sutileza hacen que Meryl por fin vuelva a entrar en la primera categoría.

- Daniel Kaluuya por ‘Déjame salir’
Era bastante más probable que Déjame Salir saliera mal que bien, pero uno de los principales motivos por los que sí funciona es precisamente porque Daniel Kaluuya no tiene ni un traspiés al cargar sobre sus hombros con todo el peso de esta historia. Sus ojos son nuestros ojos, su desconfianza es nuestra desconfianza y su miedo es nuestro miedo. Y es fácil no darse cuenta, pero utiliza esos tres elementos mejor de lo que nadie lo hubiera hecho jamás.
- Willem Dafoe por ‘The Florida Project’
Willem Dafoe en The Florida Project es la improbable pero reconfortante figura que salva a los niños protagonistas de la implacable crueldad del universo que los rodea. Un universo en el que la pesadilla se viste de fantasía, pero en el que es el señor con la cara de Duende Verde el que ejerce de perfecto ángel de la guarda.
- Margot Robbie por ‘Yo, Tonya’
Margot Robbie pasa en Yo, Tonya por una cantidad de mierda absolutamente surrealista, pero cada golpe (físico y metafórico), cada insulto y cada peluca le sirven a la actriz para darlo absolutamente todo. Decir que la escena del espejo es la mejor de su carrera no es muy efectivo porque Robbie lleva trabajando en Hollywood menos de cinco años, pero es que esa escena es probablemente la mejor de las carreras de todas las actrices de su generación.

- Sam Rockwell por ‘Tres anuncios en las afueras’
Que su interpretación haya sido la más polémica del año ha contribuido, paradójicamente, a que también haya sido la más eclipsada por las circunstancias. Dixon tiene uno de los arcos emocionales más radicales de 2017, y Sam Rockwell deja espacio tanto para la comedia del absurdo, como para la más absoluta miseria emocional. Una interpretación que, al igual que la película, consigue encontrar en la más profunda inhumanidad su lado más humano.
- Allison Janney por ‘Yo, Tonya’
La mitad de las cosas que dice LaVona Harding en Yo, Tonya son increíblemente ofensivas, pero la otra mitad son increíblemente vulgares, y Allison Janney amasa oro con todas y cada una de ellas. La prueba definitiva de que todas las madres de mierda son tan graciosas como cinematográficas siempre y cuando le jodan la vida a otra persona.
- Daniel Day-Lewis por ‘El hilo invisible’
Daniel Day-Lewis es exactamente el mismo tipo de actor que Denzel Washington, pero por primera (y aparentemente última) vez en su carrera, la sobreactuación la lleva por dentro. Una interpretación que, sin ser sutil, opta por mostrar solo los matices necesarios para dejar intuir la complejidad que esconde Reynolds Woodcock, haciendo que funcione exactamente igual que uno de sus vestidos: sencillo en apariencia, pero absolutamente imposible en ejecución.
- Lesley Manville por ‘El hilo invisible’
Lesley Manville, a diferencia del resto de Hollywood, no está aquí para aguantarle las tonterías a Daniel Day Lewis. Ni a él ni a nadie. Manville actúa en El Hilo Invisible con la confianza y frialdad de saber que podría abocarte al suicidio sin ni siquiera levantar la mirada de su tacita de té. Siempre se dice que hay miradas que matan, pero lo de Lesley Manville en El Hilo Invisible no es una metáfora.

- Sally Hawkins por ‘La forma del agua’
El hecho de ser muda en La Forma del Agua ha hecho que Sally Hawkins haya desarrollado una voz propia para su personaje, y lo ha hecho como la antítesis de Gary Oldman. Eliza ríe, llora, grita, ama y siente solo a través de los ojos de una actriz absolutamente entregada a los sentimientos de su personaje. Unos ojos que, por mucho que del Toro lo intente, tienen más magia que cualquier cosa que él podría dirigir jamás.
- Frances McDormand por ‘Tres anuncios en las afueras’
Hay algo extrañamente satisfactorio en ver a Frances McDormand transformada en una mujer que al ver como su mundo se viene abajo, decide prender fuego al mundo de los demás. Rota por dentro pero implacable por fuera, el dolor y la frustración de Mildred Hayes son el corazón de una película que parece fingir que no lo tiene debido a su violencia, pero sin el cual perdería completamente el sentido.
- Saoirse Ronan por ‘Lady Bird’
Qué fácil parece y cuantísimo talento se necesita para hacer algo como esto. Madurar no es un proceso fácil, pero interpretarlo lo es muchísimo menos, y Saoirse Ronan consigue darle coherencia al caos que supone aprender a ser mayor de una manera increíblemente natural. Christine se encuentra a sí misma como adulta al final de Lady Bird, pero Saoirse se encuentra a sí misma como una de las mejores actrices trabajando hoy en día. Y nosotros hemos tenido la suerte de haber podido ser testigos.

- Laurie Metcalf por ‘Lady Bird’
Laurie Metcalf no interpreta a una madre perfecta en Lady Bird, pero no le hace falta, porque ninguna madre lo es. Y puede no parecerlo, pero la imperfección es mucho más difícil de construir. Marion discute, se enfada y se entristece como lo haría cualquier madre, y Laurie la humaniza llenándola de personalidad y de cariño. Porque cosas como esa son las que hacen de nuestras madres lo que son, y lo que hace que las queramos tanto. Y el personaje de Metcalf consigue exactamente lo mismo: que cuando ella se derrumbe, nosotros caigamos justo detrás de ella.
- Timothée Chalamet por ‘Call Me by Your Name’
En Call Me by Your Name, Timothée Chalamet no interpreta a Elio, Timothée Chalamet es Elio. Y lo es con cada centímetro de su cuerpo, con cada gesto, cada mirada y cada risa. Con tanto detalle, cariño y entrega que consigue reflejar todos los matices del primer amor, desde el deseo hasta la incomodidad, llegando incluso a combinar ambas.
Chalamet no va a ganar un Oscar este año, pero no hay más que ver ese espectacular plano final para entender que son actuaciones como la suya las que dan sentido al mundo de la interpretación. Y cosas como esa pasan a la historia sin necesidad de ir acompañado de una estatuilla que, por otro lado, nadie este año se merece más que él.
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