Eran solo las ocho de la tarde y la fila de personas para ver el concierto de Txarango ocupaba casi media calle Arenal. No era la primera vez que la Joy Eslava abría sus puertas a este grupo catalán, ya que siempre que tocan en Madrid lo suelen hacer en esta mítica sala. Esta vez volvieron por todo lo alto, con un ‘sold out’ desde finales de enero.

Algo que hace más especial este grupo, es la gran diversidad de instrumentos que tocan. Encontramos desde el saxofón y la trompeta, hasta el piano y los timbales. Por lo que su música es una fusión de distintos estilos, con toques de reggae, salsa, rumba, etc.
La puesta en escena acompañó sin duda la buena calidad musical del grupo. Un gran círculo de luces situado en la pared del escenario propagó focos circulares de colores que iluminaron al público en toda la actuación.

El concierto arrancó con el discurso de inicio del último disco del grupo, ‘El cor de la terra’, y que pone nombre a la gira. La canción que acompaña esta introducción, Obriu les portes, levantó toda la energía de los fans. La rumba más catalana se desató con El meu poble, que fue seguida de temas como Somriurem o Una lluna l’aigua.
En el setlist destacó Agafant l’horitzó, canción que sacaron junto a otros artistas para apoyar el ‘Sí’ al referéndum del 1 de octubre de Cataluña. Así que también hubo lugar para alimentar el alma revolucionaria del público. El cantante, Alguer Miquel, pronunció un emocionante discurso, en el que denunció la situación política en España respecto a los presos políticos, entre otros muchos temas.

El final del concierto estuvo muy marcado por canciones de sus anteriores discos. Sonaron En caravana, Músic de carrer y Volveremos a soñar, que hicieron bailar a todos los asistentes. Y cuando ya parecía que el concierto terminaba, de manera algo improvisada cantaron Compta amb mi con la que pusieron, sin ninguna duda, la carne de gallina del público.

Al salir parecía que todavía no había terminado la actuación, ya que la gente seguía tarareando las canciones. Y es que no solo nos dejaron con buen sabor de boca, sino que nos contagiaron su alegría y sus bailes. Así que esperemos que no pase mucho tiempo para que vuelva todo ese baile y esa alegría revolucionaria a la capital.