‘Tres anuncios en las afueras’, relatos sinceros sobre amor y miedo
Humor negro y una narración sincera de lo que la misma vida supone: tragedia y comedia, entremezcladas hasta que no somos capaces de distinguir la una de la otra. Lo consigue Martin McDonagh en su última cinta, logrando que lo que vemos en pantalla nos llegue a parecer de un acertado y elevado nivel de realismo.
‘Tres anuncios en las afueras’ es la historia de una mujer, Mildred (interpretada por una excelente Frances McDormand), de fuerte carácter que, en un pueblo rural ficticio de Missouri bautizado como Ebbing, decide pasar a la acción y colocar una serie de billboards a las afueras de este recóndito pueblecito en el que su hija ha sido raptada, violada y asesinada. Su intención no es otra que la de generar presión mediática (no tardarán en aparecer por allí las primeras cámaras y reporteros ante tan insólito evento) sobre unos policías que se muestran un tanto incompetentes para resolver este caso. Al menos, no parece tener la protagonista demasiadas esperanzas en que tan trágico suceso sea tenido en consideración si no pasa ella misma a la acción.
Sin embargo, en todo personaje hay claroscuros: viejos anhelos, miedos perpetuos y contradicciones, odio y amor. Todo este desarrollo no lo veremos solo en el personaje de Mildred, sino también en el jefe de policía Bill Willoughby (Woody Harrelson) y su segundo al mando, Jason Dixon (Sam Rockwell).
Así, vamos asistiendo a una serie de escenas en que nos preguntaremos sobre el fuerte carácter de la protagonista y pasando por momentos en que dudaremos de si estamos o no de su parte. ¿Actuaríamos de la misma manera si nos vemos envueltos en las mismas circunstancias? ¿Es la actitud de Mildred una fachada con la que hacerse aún más fuerte y protegerse? ¿Veremos debilitarse esa coraza, si es que realmente lo es, a lo largo de la cinta?
Sin duda, lo más destacable del film de McDonagh es ese realismo con el que ha impregnado a toda la película, añadiendo sutiles momentos de humor negro, tan bien gestionados y grabados que uno no sabe si debe reír o no. Sin duda están proporcionados con maestría, proporcionando grotescas muecas al espectador, que en ocasiones no sabrá si está ante una comedia, un drama o, simplemente, una película que se mueve con gracia y soltura entre toda una amalgama de situaciones: la vida misma.
La vida misma, creíble, pero con sabor a western rediseñado. No estamos tampoco ante un western clásico ni moderno, pero no debemos dejar de recordar que su director dice haberse basado para el personaje de Mildred en tipos como John Wayne. Y, no en vano, hay reminiscencias en Mildred hacia esos protagonistas que se tomaban la justicia por su mano, misteriosos pistoleros que caminaban, adustos y apesadumbrados, pero decididos y amenazadores, por las calles de algún pueblucho de mala muerte. Puebluchos en los que, no cabe duda, los sheriffs eran unos auténticos ineptos al servicio del mejor postor.
Los secundarios no se quedan cortos en esta película tan bien recibida por crítica y público. El enano James (Peter Dinklage) refuerza un tipo de humor más amable en la película (ya decimos que no todo es drama) y que se antoja necesario. Sobre todo, teniendo en cuenta que nos ofrece un fuerte contrapunto sobre el carácter de Mildred y nos hace reflexionar aún más sobre ella. Por su parte, los policías, sobre todo en la representación de Willoughby y Dixon, nos ofrecen otros relatos paralelos, de otras vidas condicionadas por sus propias circunstancias: la enfermedad, las oportunidades perdidas, las ilusiones frustradas.
Al final, no estamos ante el típico relato de una protagonista que se toma la justicia por su mano en busca de venganza. ‘Tres anuncios en las afueras’ traspasa esa frontera, y no porque su protagonista sea una mujer y esté en boga el empoderamiento femenino en la gran pantalla. Es este un asunto relevante (y no poco) representado además a través de la actuación magistral de Frances. Pero no es el único aspecto interesante. La cinta de McDonagh nos ofrece un relato en el que personajes muy distintos de ese clásico entorno rural estadounidense conviven con sus arquetipos, sus prejuicios, sus esperanzas y sus terrores más sinceros. Removerá al espectador, conectará con él a través del humor y del drama y le hará reflexionar sobre los límites del sufrimiento y el poder que tienen el amor, la piedad y la solidaridad para unir a personajes contradictoriamente distintos.
Un relato que se antoja sincero, tan entretenido como emotivo y que merece la pena ver en la gran pantalla. Al menos, y a pesar de su final abierto, no saldremos totalmente indiferentes.