¿Alguna vez habéis pensado que pasaría si Alfred Hitchock y los hermanos Coen dirigieran un episodio de “Aquí No Hay Quién Viva” inspirado en “Adaptation” de Spike Jonze, en el que Juan Cuesta espía a La Pija y a Carlos para escribir un libro mientras mantiene un tórrido romance con Concha? Pues estáis de suerte, porque Manuel Martín Cuenca tiene la respuesta, y se llama “El Autor”.
Adaptada de la novela homónima de Javier Cercas, “El Autor” fue la película con la rueda de prensa más multitudinaria de todo el festival, y probablemente también de las más entretenidas. En aquel salón del Kursaal estaba presente desde prácticamente todo el reparto, encabezado oficialmente por Javier Gutiérrez y moralmente por María León, que saludó a todo el mundo como si realmente estuviera encantada de tener a veinte personas apuntándole con una cámara a las nueve de la mañana; hasta José Luis Perales, que pone música a una de las secuencias de créditos más feas que he visto en mi vida, pero que estaba absolutamente entusiasmado de estar en el Festival. Nervioso porque nunca había puesto música a una película, pero encantado de estar rodeado de, como dijo él, “gente tan simpática como esta”.
Cuando un periodista se refirió a la película como una comedia negra, Cuenca soltó una leve carcajada, y mientras miraba a Cercas, que estaba sentado a su derecha, le dijo: “No sabía que esto era una comedia”. El periodista que hizo la pregunta intentó reafirmarse lo más rápido que pudo para que no pareciera que la había cagado, Cuenca se rio todavía más por su incomodidad y a mí resultó de lo más entretenido. Sin embargo, el apunte levantó una pregunta que nadie terminó por formular: ¿Es ironía el retrato que «El Autor» hace de los escritores? ¿O realmente todo aquel que escribe es así de una forma u otra?

Construida como un thriller psicológico inesperada pero genuinamente gracioso, “El Autor” cuenta la historia de Álvaro (Javier Gutiérrez), un “pobre hombre”, como lo denominaba Cuenca, “no un hombre”, que incapaz de convertirse en escritor como su mujer (María León), decide escribir una novela a través de las historias de sus vecinos, a los que él mismo manipula para poder construir una narrativa (como si en los bloques de vecinos hiciera falta instigar las peleas y no surgieran solas cada vez que alguien se deja la puerta del portal abierta). Una continuación bastante apropiada para Cuenca, que tras “Caníbal”, una historia de un hombre que come personas, pasa a “El Autor”, una historia de un hombre que fagocita personas.
Sin embargo, el mérito de que la historia funcione no es tanto del guion, sino de aquellos que han conseguido darle vida. Y es que el reparto de “El Autor” es uno de esos repartos corales donde todo el mundo brilla, pero nadie eclipsa, y debemos aplaudir a Manuel Martín Cuenca por ello. Lo más cerca que vamos a estar en España de ganar un premio SAG.
Javier Gutiérrez demuestra con el brillante desarrollo de su personaje que, tras veinte años haciendo de secundario, el cine español ha estado perdiendo el tiempo al darle todos (todos) los papeles principales a Antonio de la Torre. En esta película, por cierto, de la Torre interpreta al profesor de Álvaro, para lo que a su vez se vuelve a interpretar a sí mismo: señor intenso que grita mucho. María León tiene cuatro escenas, y desde luego no son suficientes. Tenoch Huerta y Adriana Paz ponen miradas muy turbias, y Adelfa Calvo ha venido aquí a por su Goya. Dando vida a la vecina de Álvaro, es la única que consigue hacerle frente a Javier Gutiérrez interpretativamente.

En Toronto, “El Autor” se llevó el premio de la crítica. En San Sebastián, se llevó las gracias por venir. Aún así, esta película es una de las que da brillo al cine español. Una cinta que probablemente no pasará a la historia, pero que por lo menos le regaló unos días muy alegres a José Luís Perales en San Sebastián. Si “El Autor” no sirve para darle un Goya a Manuel Martín Cuenca, por lo menos siempre nos quedará eso. Siempre nos quedará la alegría de perales.