Otoño es la temporada en la que las novedades musicales comienzan a asaltarnos. Con la intención de no quedarse atrás, nos llega lo nuevo de Rozalén.
El pasado 15 de septiembre, la cantautora manchega publicaba su tercer álbum, «Cuando el río suena…», un disco que como la propia artista asegura, «es el más íntimo y personal».
Y tan personal. Fiel a su estilo, estos 11 temas van desgranando las historias con nombres y apellidos de la España más oscura y sombría. Todo ello, a través de las propias vivencias de la familia de la artista. Al final, el resultado es este: el álbum más político y guerrillero de Rozalén.
Una lucha que, tras estos dos años de duro trabajo y aprendizaje familiar e histórico, la de Albacete ha complementado con las entrevistas a su abuela, documentando, más allá de las canciones, todo lo acontecido en el seno de su familia.
Rozalén abre con «La Puerta Violeta». Una canción que narra la opresión y el dolor del maltrato, y la ceguera que producen este tipo de situaciones. Un grito en favor de la liberación de la persona maltratada.
En «Justo» rescata la figura del hermano de su abuela, que murió durante la Guerra Civil. Realzar la personalidad de quien cayó en una época en la que era mejor permanecer callado. En la que era mejor «no remover la herida». Lo peor de toda esta situación, según la cantautora: «El no saber dónde están sus restos».
La represión y el castigo hacia quien piensa diferente reaparecen en «El Hijo de la Abuela». Rozalén saca a relucir la figura de Miguel, un joven desterrado en Letur (Albacete) tras el primer atentado de ETA en 1968. La abuela de la artista lo acogió como un hijo más, sin cuestionar ni preguntar por su pasado.
También hay espacio en este disco para el amor. La historia de amor de sus padres, recogida en «Amor Prohibido». O lo que es lo mismo: cómo el cura del pueblo se enamoró de una de sus feligresas, con todas las habladurías que eso conllevaba. La propia artista reconocía en una entrevista: «Fue una historia de amor muy dura, llena de contradicciones y tabúes, pero que te acaba haciendo más fuerte».
Aunque, sin duda, el corte más positivo es «Girasoles». Este tema, que sirvió de adelanto del álbum, es el contrapunto al resto de canciones. Dedicada a la gente buena – que hay mucha – que existe en este mundo repleto de injusticias.
«Cuando el río suena…» es un viaje al pasado. Ese viaje al pasado que, aunque tenga nombre y apellidos en este disco, forma parte de la vida de muchos otros españoles. Un viaje al pasado que hace mucho bien por la memoria histórica de España. «Cuando el río suena…» es, en definitiva, ese viaje al pasado necesario para entender nuestro presente y nuestro futuro.