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Bailar entre lágrimas: ‘After Laughter’, de Paramore

La historia de Paramore es una historia irregular. El que hace unos años fuera uno de los grupos referencia de esa corriente pop/rock/punk/emo/mil cosas más a la que pertenecían también Fall Out Boy o You Me at Six, ha tenido que sufrir continuas idas y venidas de sus miembros. Con batallas legales, cruces de declaraciones y mucho mal rollo detrás, Paramore presentan ahora su quinto álbum de estudio. After Laughter llega con una banda convertida en trío tras la salida de Jeremy Davis, que había estado en el grupo desde su formación y abandonó en 2015, con una demanda de por medio. A principios de este año vimos el regreso de Zac Farro, batería que había dejado la banda en 2010. Así, son Hayley Williams, Taylor York y el propio Zac quienes traen bajo el brazo este nuevo LP.

Hasta aquí el contexto, que parece trivial pero no lo es tanto a la hora de profundizar en este álbum. After Laughter es lo primero que escuchamos de Paramore tras una pausa de cuatro años. Un tiempo que ha servido para cambiar el sonido que nos ofrecen de forma muy radical.

Portada de 'After Laughter' | Foto vía elukelele.com
Portada de ‘After Laughter’ | Foto vía elukelele.com

Lo nuevo del grupo sigue la senda de Ain’t it fun y Still into you, canciones de su álbum homónimo. Atrás quedan el punk y el rock; Paramore se acercan aquí mucho más al pop y a los 80 y 90, con ecos muy fuertes a No Doubt. Paramore dejan de sonar a Paramore y eso juega en su contra. A primera escucha sorprenden, pero no para bien. Los primeros singles son pegajosos pero están tan lejos de lo que solían hacer que parece que nos encontramos ante una banda nueva.

De hecho, lo estamos. Este álbum es un juego arriesgado en el que lo importante es el contraste. Hard times y Told you so, los primeros singles, son canciones divertidas y que invitan a bailar. Pero lo importante está en las letras. Y es que todo lo que canta Hayley Williams es oscuro, muy oscuro. Nos traen un sonido luminoso para contarnos algo tremendamente oscuro. Y esta tónica se repite durante todo el álbum.

La ansiedad y depresión que ha sufrido Hayley Williams durante los últimos años son la temática principal en After Laughter. Un álbum hecho para bailar entre las lágrimas. Porque la música, colorista y vivaz, es una simple careta, la forma en la que la cantante se convence a sí misma de que está bien, aunque realmente sabe que no lo está. El álbum parece simple pero no lo es, exactamente igual que una depresión. Aunque esas apariencias simplistas pueden hacer que algunos pierdan interés en el álbum.

Fake Happy es el resumen perfecto del espíritu de After Laughter. Y no solo por su título, que también. El tema se inicia con un melancólico rasgueo de guitarra en el que podemos entrever esa tristeza de la que hablan constantemente. Pero rápidamente llegan los sintetizadores que nos invitan a bailar mientras Hayley nos grita que solo sonríe para convencerse a sí misma y a los demás de que está feliz (“If I smile with my teeth, I think I believe me”).

La lectura a capas del álbum es realmente brillante. Si Rose-colored boy parece una divertida e insustancial canción de verano, al leer su letra entendemos el significado real: “You say my eyes are getting too dark now, but boy, you ain’t ever seen my mind» (“Dices que mis ojos son demasiado oscuros, pero, chico, aún no has visto mi mente”). Pool podría ser una bailable canción de amor con una magnética melodía si no fuera porque habla de un amor realmente enfermizo. Hayley nos habla de una relación que la ahoga como si estuviera bajo el agua. Pero se sigue sumergiendo en ella una y otra vez.

Hay momentos en los que nos cuentan cosas tan turbias que uno se pregunta cuánto es real y cuánto ficticio. Existen partes positivas, sí, sobre todo en Grudges, en la que Hayley celebra el retorno de un viejo amigo (¿os suena la historia?).

También es más positiva la balada 26 que nos presenta a la cantante hablando con su yo más joven. Encontramos aquí un fuerte paralelismo con Brick by boring brick, de Brand new eyes, con una vuelta al tema de confrontación entre sueños y realidad. Pero si la Hayley joven decía que hay que “mantener los pies en el suelo”, esta más adulta nos dice que no, que hay que mantener los sueños vivos porque son lo que da sentido a la vida. “Hold onto hope if you got it, don’t let it go for nobody […]. They say that dreaming is free but I wouldn’t care what it cost me” (“Agárrate a la esperanza si la tienes, no la dejes ir por nadie […]. Dicen que soñar es gratis, pero no me importaría lo que me pudiera costar”).

De izquierda a derecha, Taylor York, Hayley Williams y Zac Farro | Foto vía imgur.com
De izquierda a derecha, Taylor York, Hayley Williams y Zac Farro | Foto vía imgur.com

Los pasajes más interesantes los tenemos hacia el final. Ese dúo imparable que son Idle worship y No friend tiene una profundidad abismal. Una reflexión sobre los ídolos de nuestro tiempo, de cómo manejar la fama y las diferencias en lo que se expone de los famosos y lo que realmente son.

En concreto, No friend es uno de los temas más experimentales y potentes del álbum. Por primera vez en una canción de Paramore, no es Hayley Williams quien canta, sino Aaron Weiss, vocalista de MewithoutYou. Y aquí, la oscuridad sí se hace patente en una canción en la que los instrumentos casi ahogan la voz del cantante. No se entiende lo que dice, pero el sentimiento llega. No friend traslada a la ansiedad que provocan las expectativas de los fans en Hayley casi a la perfección: “You see a flood-lit form, I see a shirt design. I’m no savior of yours and you’re no friend of mine” (“Tú ves una forma iluminada, yo veo un diseño de una camiseta. No soy tu salvador y tú no eres mi amigo”).

Acabamos con una nueva reflexión sobre la propia banda, en forma del medio tempo de Tell me how, una canción en la que Hayley echa de menos a Jeremy Davis. Es fácil relacionarse con este tema en el que la cantante se lamenta por todo lo que la separa de su amigo pero aún así lo recuerda con cariño. Y después de la oscuridad, parece que asoma algo de esperanza; no en vano, la última frase de todo el álbum es “I can still believe” (“Aún puedo creer”).

After Laughter es un exorcismo de los fantasmas que han atormentado a Paramore durante los últimos años. Suena bonito, es un baile. Pero lo que oculta es duro y tremendamente oscuro. Es un álbum complejo que puede echar para atrás a muchos fans pero en el que se intuye interés por construir algo nuevo y diferente.

Los Paramore de After Laughter son como ese amigo con el que te reencuentras muchos años después y con el que te cuesta conectar. Hasta que pasáis juntos una noche bebiendo, bailando y llorando juntos. Se os cae la careta y seguís bailando, mientras por dentro te dices a ti mismo que todo irá mejor. Y a eso nos invitan.

Puedes escuchar After Laughter en Spotify.

Adrián Jiménez
Estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual e intento convencerme de que me servirá para algo. Veo, escucho, escribo y trato de entender.

5 Comments

  1. Me gustó mucho este post, está bien armado y planteado. Paramore se ha vuelto cada vez más importante para mí, y en especial Hayley. El álbum independiente que Hayley estrenó este año (Petals For Amror), comenzó de a poco a quedarse grabado en mi corazón con mucho cariño junto con After Laughter.

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