El 8 de mayo se cumplieron cinco años de la muerte de Maurice Bernard Sendak. El escritor e ilustrador de literatura infantil dio un giro completo a la forma de contar cuentos e historias infantiles. En lugar de enseñar a temer a nuestros propios monstruos, nos ayuda a convivir con ellos.

Nacido en 1928 en Nueva York, en el seno de una familia judía de origen polaco, tuvo una infancia muy difícil y tuvo que encontrar la forma de lidiar con su personalidad enfermiza y su complicado carácter, que le hacían pasar horas encerrado en casa. Parte de su familia murió en el Holocausto: «El Holocausto ha corrido como un río de sangre por mis libros», decía él mismo. Todas estas experiencias influyeron de manera decisiva en sus obras.
El cuento ‘Donde viven los monstruos’, publicado en 1963, es una de las obras que mejor refleja sus grandes obsesiones. El miedo, los riesgos de la huida, la dependencia de los padres, las tinieblas y las tensiones psicológicas de la infancia. En ella, el protagonista Max huye de su madre hacia un mundo mágico, donde los monstruos son tan infantiles como él. En 2009, Sendak eligió al director Spike Jonze para dirigir la versión cinematográfica.
Pero ‘Donde viven los monstruos’ no solo se ha llevado a la gran pantalla. La cantante Zahara se atrevió a adaptar el cuento a una de sus canciones, incluida en su último disco.
Sendak escribió una docena de libros e ilustró cientos de ellos, ganando premios como el Hans Christian Andersen, llamado el Premio Nobel de la literatura infantil. En 1977, el presidente Bill Clinton le otorgó la medalla de Artes y Humanidades de Estados Unidos. «¡Este es el primer premio de adultos que me dan!», respondió el premiado.
Además de ilustrar y escribir, se dedicaba a la creación de vestuario y la escenografía para ballet, teatro, ópera, televisión y cine, trabajando en la escenificación de Amadeus Mozart, entre otras muchas.
Su pareja durante casi cincuenta años, el conocido psiquiatra infantil Eugene Glynn, fallecido en 2007, es toda la familia que dejó Sendak. Sus obras siguen vivas a día de hoy, y dan fuerza y luz entre las tinieblas donde habiten los monstruos.