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«¿Qué tal si probamos?» – Vidas cruzadas

Póster de la película homónima de Robert Altman - Vía Pinterest

Los relatos siempre tienen algo de ficción. Aunque parezcan una historia contextualizada y verosímil hasta la última coma, siempre habrá algún elemento que lo desconecte de la realidad. Nosotros ya vivimos nuestra vida real en paz, no necesitamos a alguien que nos la cuente, ¿verdad? Bueno, no para Raymond Carver (1939-1988) quien es capaz de sacar una historia de los hechos cotidianos menos impresionantes que se puedan imaginar. Vidas cruzadas (Anagrama 1994, publicado en 1993) es una colección de nueve relatos y un poema del autor norteamericano en los cuales se asoma a las vidas de los personajes —¿o personas?— que aparecen en ellos como si formaran parte de la realidad.

A Carver se le considera uno de los mayores representantes del llamado “realismo sucio”, una corriente literaria de finales de siglo XX que toma muchos elementos del minimalismo y pretende “desnudar” la narración a sus elementos más básicos y fundamentales. Carver comparte corriente con escritores de la talla de Charles Bukowski y Richard Ford. Su obra es muy característica, como recoge Robert Altman (quien redacta la introducción del libro), “sus cuentos son todos incidentes, cosas que ocurren a la gente y que provocan que sus vidas tomen un nuevo cariz”. Y no hay otra manera mejor para definirlos. Sus narraciones no se desarrollan en lugares inexplorados ni sus personajes son carismáticos, ni las situaciones que cuenta en ellos resultan ajenas a nuestro día a día. Pero es que ese es su fuerte, que la radiografía tan próxima a la realidad que hace Carver a la vez funcione como algo inaudito, algo que se convierta en historia sin desconectar con la verosimilitud.

Raymond Carver – Vía Flickr

Historias como por ejemplo “Vecinos”, en la que una pareja se va de vacaciones y deja a cargo de dar comida a su gato a los vecinos de la puerta de en frente. O como “¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?” (sí, ese es el título), en el que un matrimonio discute sobre hechos del pasado. De primeras parece bastante imposible sacar un cuento original de dos sucesos tan comunes como estos dos. Cualquiera puede estar a cargo de un animal durante un tiempo, al igual que cualquier pareja tiene encontronazos en su relación. Y Carver lo sabe, sabe que estas dos situaciones no le son ajenas al lector, por eso las da la vuelta y, sin alterar el envase, ha dado la vuelta a su contenido.

Esta colección de todos los relatos tiene mucho de especial. Está recopilada por el ya mencionado director de cine Robert Altman, quien ha sido el artífice de películas como Nashville o Un largo adiós. Al cinematógrafo le llamaron la atención los cuentos de Carver por “captar las maravillosas idiosincrasias del comportamiento humano, esas idiosincrasias que se dan dentro de lo azaroso de las experiencias de la vida”. Y es eso precisamente lo que le llevó en 1993 a hacer una película homónima al libro conectando los diferentes personajes que Carver había conformado en sus distintos relatos. Así, personajes e historias que parecen inconexas, coexisten en Short Cuts (os animo a verla, son tres horas de película pero cuenta con un reparto repleto de estrellas y unas muy buenas críticas).

Altman pone en pantalla a personas de carne y hueso que ya eran muy reales en los relatos de Carver. Se puede llegar a pensar que él en el papel exprime (de manera simple, sobria y, si se me permite, sublime) un comportamiento humano que al principio es ajeno —o que el lector quiere que sea ajeno— pero que para el final del libro, ya se habrá convertido en familiar. Porque, ante todo, parece que el libro no trate de personajes, sino de personas que viven insatisfechas y que de pronto tienen una oportunidad de salir de su comportamiento habitual. ¿No habrá un poco de nosotros en todas las narraciones de Carver?

Short Cuts de Robert Altman – Vía El Mundo

Estos relatos pueden funcionar como lectura complementaria. Al no ser muy largos, en diez días se puede terminar el libro, leyendo una narración cada día. No recomendaría leerlos todos de una sola vez, porque puede provocar al lector atragantamiento e incomprensión (ambas literarias). Por supuesto, se puede leer de la manera que se quiera, pero mejor es leerlos diariamente —incluso que el cuento sea releído—, y no aturullarse, que todos los lectores de Carver (o al menos los que yo conozco) dicen que mejor es repartir sus escritos en pequeñas dosis.

Raymond Carver no se dosificó: fue alcohólico y murió joven, como una estrella del rock. Tras él dejó un legado literario que lo consagra como una estrella de la literatura, sobre todo del género del cuento. Si bien estos relatos fueron publicados hace cuarenta años, y luego recogidos en Vidas cruzadas hace apenas treinta, siguen siendo actuales ya que la humanidad no ha cambiado mucho en su comportamiento últimamente. Y Carver no es que solo muestre a una sociedad como conjunto, sino que dice: “Mira esta situación con estos personajes. ¿La ves, o te ves?”.

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