Paradero desconocido, un libro (muy bueno) para no lectores
Año 2017, la realidad literaria está invadida por novelas llena-estanterías, libros que necesitan páginas y páginas para plantear un conflicto, desarrollarlo y resolverlo. No es ni positivo ni negativo, es lo que nos toca vivir (literariamente hablando). Además, hoy más que nunca se lee menos que nunca. Por tanto, tiene sentido que al comprar un libro (situación excepcional), se quiera adquirir uno que al menos se extienda durante unas semanas, o incluso un par de meses si la lectura se toma con más tranquilidad. ¿Quién va a querer comprar (o incluso tomar prestado) algo para disfrutar durante apenas unas horas? Pues yo por las 76 páginas de Kressmann Taylor en Paradero desconocido (Editorial RBA, 2000) veo rentable el viaje a la biblioteca.
Este libro se publicó por primera vez en 1938, aunque pronto fue prohibido y olvidado en Europa. Fue escrito por Kressmann Taylor, pseudónimo de Katherine Kressmann, quien fue aconsejada por su marido y su editor de no publicar bajo el nombre de mujer por la dureza de la historia que contaba, la Alemania que vio el ascenso de Hitler al poder y el resto del mundo, que miraba desde la impasibilidad. Cierto profesor en cierta ocasión me dijo que los mejores libros del Holocausto se escribieron justo antes y justo después de aquello. Este cumple el paradigma.

Estamos ya acostumbrados a las historias de nazis y judíos en los años treinta, no solo en literatura, sino también en cine y televisión. Nos han repetido tanto la historia que acabamos bloqueándolas porque ya nos sabemos la moraleja. Pero Paradero desconocido es diferente. Kressmann no plantea una novela convencional, sino que desarrolla su novela de forma epistolar, es decir, en forma de cartas entre Max, un judío afincado en California; y Martin, un alemán que vuelve a su tierra tras un tiempo en Estados Unidos. Al principio su relación es muy saludable, se tratan con el respeto de dos asociados de negocios pero desde la complicidad de dos amigos. Sin embargo, pronto empiezan a distanciarse cuando Martin se ve atraído por el régimen totalitario de Hitler.
No quiero contaros más porque el libro se lee solo, de verdad. La estructura favorece la trama, la longitud de las cartas y los temas que en ellas se tratan ilustran perfectamente la evolución de los dos protagonistas. Por descontado, el lenguaje es sencillo, adaptado al nivel cultural de los personajes, relacionado con una escritura formal sin muchos entresijos, pero clara, segura y efectiva. Podemos incluso encontrar alguna perla entre líneas, dentro del lenguaje de los negocios de arte en los que ambos participan. Dice Max en una de sus primeras cartas: “Somos vanos y deshonestos porque es necesario pasar por encima de quienes también son vanos y deshonestos. Si no le vendo a la señora Fleshman nuestro adefesio [un cuadro], alguien le habría vendido otro peor”.
No puedo dar más razones para leer este libro. Corto, emotivo, efectivo y que se puede leer por toda clase de lectores. Un conflicto bien planteado, mejor desarrollado y brillantemente resuelto en menos de cien páginas. ¿Se puede pedir más? Paradero desconocido es un libro que leerás en una hora y lo recordarás (y recomendarás) toda una vida.