El sonido de Shinova retumbó en mis oídos de una forma tan brutal que despertó todo lo que pudiera tener escondido en él. Me trasladó enseguida a esos días de festival, de descubrimiento, de baile y canción. Shinova ha vuelto de la mejor forma posible, calando a primera escucha, emocionando a la segunda y ganando a la tercera.
Un recital de melodías conforma su tercer trabajo ‘Volver’, un retorno al punto de partida para el despegue. El quinteto vasco nos ha puesto en escena un disco a la altura de los grandes grupos del panorama musical. Me imagino a esta banda llamada emergente, que yo ya le despegaría de ese nombre, llenando pabellones.

Lo escucho como un disco completísimo, en el que tiene cabida todo. En el que las letras originales se cantan solas acompañadas del enfoque musical creado para cada una de ellas. Suena tan directo que lo describiría como un viaje musical que empieza con una cañera El País de las certezas hasta acabar en la frágil La ciudad dormida.
El recorrido sonoro nos lleva hasta Para cambiar el mundo que continúa en la línea de la primera, temas directos, esperanzadores y fuertes. Sin duda, son melodías cargadas de un nivel de palabras muy significativo. El tema Volver, más relajado, intenta penetrar con la melodía y la voz calmada. Atrás quedan las mujeres de verde de Izal, aquí cantan a la Niña kamikaze, temeraria y arriesgada. Lo que sigue es para sentarse y dejarse llevar, Doce meses (el año del maravilloso desastre) la corono como la mejor canción del disco. Maravilloso desastre lo que hace Shinova en esta canción, directa a reventar los directos por su gran carga emocional. Sí, hay ‘gritos de revolución y yo –también- solo recuerdo su voz’.
A treinta metros tiene el suficiente rollo para sacarte a bailar y dejar caer cualquier complicación social al suelo. Y llegamos al punto del trayecto más Viajero, que suena a himno, a historias y experiencias. Qué casualidad se sumerge en los ritmos poperos más profundos e internacionales. Llegamos a lo que es El combate del siglo, una crítica social con una percusión que estalla en tempos como si de un pistoletazo de salida se tratara. El sonido de guitarra made in Shinova vuelve en Ser espiritual. El ritmo no para en Tengo, donde el instrumental suena muy completo. Y esta es la que precede al cierre, a la delicada La ciudad dormida, a la que dedico otra mención especial.
Puedo decir que Shinova me ha ganado más en las melodías tranquilas, esta última canción final está cantada con tanta sutileza que la hace ser desgarradora. La voz de De la Rosa, además, llega tan compungida que redondea el tema. Y aunque él insista en que ‘no hay rastro de magia’, esta canción está llena de ella.
Suena diferente pero muy igual. Parece raro, lo es. Volver suena a guitarra, a percusión y a piano. Suena a erizar el vello. Parte de canciones muy potentes hasta llegar a otras baladas. Es una mezcla de estados emocionales que da igual si lo que suena es más rock o más pop, es música. Shinova la ha cuidado en Volver¸ la ha mimado, la ha educado. He escuchado un disco que me ha conmovido y me ha sorprendido. Me ha dejado con la paz de la melodía y la profundidad de la poesía. Me ha dejado completa y entera.
Me dijeron: No tienes razones para escuchar este disco. Pero creo que lo vas a hacer. Una y otra vez. Al fin y al cabo, se titula VOLVER.
No tenía razones, pero aquí estoy, una y otra vez.
Os dejamos por aquí la fecha de su gira. Más info en su página oficial.