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El realismo oculto bajo la reputación

Reputación,

En noruego reputación se dice omdømme. Así que puede que la coincidencia entre la R de Roger y la R de reputación sea sólo una casualidad de la traducción. En “Headhunters”, Roger (Aksal Hennie) es un empresario caza talentos que compensa su falta de autoestima con dinero. Basa su éxito en su reputación; y el amor de su mujer Diana (Synnøve Macody Lund), en la fortuna que él consigue robando pinturas originales.

Esta película noruega toma su tiempo en el planteamiento de la trama hasta que estalla el conflicto. Pese a esta tardanza, este thriller de drama y crimen consigue mantener la atención y despertar expectación. Después del estallido, cuando Roger reemplaza un “rubens” auténtico por una copia y cedido a la propuesta de Diana de tener hijos, descubre que su mujer se ha acostado con Clas Greve (Nikolaj Coster-Waldau), el dueño del millonario cuadro de Rubens. Este cuadro es una trampa, pues Clas conoce el oficio secreto de Roger. A continuación, Clas persigue a Roger y los giros inesperados del argumento abundan. No sé si es problema de mi entendimiento o de la película, pero no llegué a comprender que quería exactamente Clas de Roger.

Diana, Clas y Roger. | Headhunters (2011)

realismo,

El director, Morten Tyldum -director de «Passenger» o «The Imitation Game», entre otros- tiene una perspectiva realista que se ve reflejada en los desnudos y la muerte en el largometraje. Hay desnudos necesarios, como dos policías a los que realizan una autopsia, o Roger cambiándose de ropa en el río; y otros innecesarios como Ove (Elvin Sander) -amigo y cómplice de Roger- cuando juega con armas de fogueo con Natasha, una prostituta rusa.

El realismo también impregna la brutalidad de las muertes, que aumenta con el transcurso de la película. Comienza con Ove sedado en el coche de Roger, por la muerte de Ove de un tiro, y la del granjero. Después, la bestialidad de la imagen se mantiene a un nivel no apto para estómago sensibles con la muerte de un pitbull atravesado por el rastrillo de un tractor o la cara aplastada de uno de los policías muertos tras despeñarse.

y Roger.

Las imágenes son crudas y sucias. Necesarias para representar la decadencia y el patetismo a los que Roger debe llegar para salvarse de sus secretos. De noche, un Roger aterrorizado, ensangrentado y cubierto de excrementos conduce un tractor hacia ninguna parte para escapar de Clas. Durante su proceso decadente deseo que el personaje llore, por la tensión de algo contenido y porque no acepto que Roger sea insensible. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar? ¿Qué le mueve a seguir con vida? Como esa escena en “Atrápame si puedes” en la que Tom Hanks está seguro de que Leonardo Di Caprio volverá aunque lo dejen escapar, porque ya nadie le persigue. La huida es lo que mueve a una persona sin vida.

Durante la película, Roger atraviesa un proceso digno de las historias típicas de héroes. Y de la paranoia de una persecución. Cuando la estabilidad de su vida se rompe, logra ver su infelicidad con claridad. Solamente cuando por fin llora y acepta su situación, comprende que el amor es que su mujer le acepte como es. Y vacío o no, algo le queda para salir del agujero donde ha caído: la reputación y su inteligencia. El final celebra su cambio volviendo al lugar donde comenzó la película: en su despacho. Con cambios sutiles que, personalmente, me gustaron mucho. El cuadro de la pared ya no son tres siluetas de mujeres en ropa interior y colores eléctricos, sino una estructura en marrones y amarillos abstracta y circular -la forma perfecta en filosofía-. Esta vez ya no está sentado ni encorvado. Está de pie y mira a los ojos al espectador.

Victoria De Julián
Estudio Periodismo y Filosofía en la UNAV. Busco oportunidades de ser mejor, crear y aprender haciendo. :D

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