Parece que, poco a poco, Netflix va asentándose en nuestro país con éxito, en gran parte atribuido a la gran calidad de las series de producción propia. Una de ellas, y que se convierte por méritos propios en nuestra propuesta seriéfila de hoy, es ‘Stranger Things’. Pero, ¿qué es lo que hace de la serie de los hermanos Duffer algo tan especial?
La oferta audiovisual de películas y series de la que disponemos en la actualidad, más que amplia, llega a ser abrumadora. Tanto que, en ocasiones, nos sobreviene cierta nostalgia por aquellos años 80 en los que, precisamente, se ambientan los sucesos de ‘Stranger Things’. Si eres de los que siente esa nostalgia por la época «ochentera» y no sólo por dicho motivo, quizá ésta se convierta en tu nueva serie de referencia para volver a ser el niño que fuiste con el cubo de palomitas y el refresco en las manos. Y si eres más de los 90, siempre puedes quedar con tus hermanos o primos mayores y disfrutar de una buena maratón de 8 capítulos. La ocasión lo merece. Estas son las 5 claves que os harán querer ver esta serie y amarla después:
- Un cariñoso homenaje al cine de aventuras de los 80
Sí, vivimos una época tan convulsa, compleja y perdida espiritualmente que muchos directores parecen recurrir, de forma cada vez más frecuente, al uso de la nostalgia hacia nuestra infancia o juventud como reclamo para captar nuestra atención, pero esto no siempre es garantía de éxito. Hay que hacerlo bien. Los hermanos Duffer lo han conseguido con su serie durante cada uno de los 8 capítulos de la primera temporada (la segunda se estrena este año, aún sin fecha confirmada).
Como todo, siempre es cuestión de gustos, pero no se puede negar que la serie respira un aire ochentero que se ha realizado de forma sutil, sin estridencias, amable y con un buen gusto por la forma y el contenido de aquellas películas: ‘E.T., el extraterrestre’, ‘Los Goonies’, ‘Alien, el octavo pasajero’, etc. Todas ellas estrenadas entre 1979 y 1985. ‘Stranger Things’ basa su primera temporada en el pueblo ficticio de Hawkins (Indiana) durante 1983. En la habitación de Mike (uno de los chavales que protagonizan la serie, interpretado por Finn Wolfhard) podemos ver un póster de ‘The Thing’ (‘La Cosa’, 1982).
Todos estos guiños se van introduciendo desde el primer momento. Sin ir más lejos, la serie arranca con este grupo de amigos jugando a rol en la casa de Mike, tratando de no ser cazados por el temible Demogorgon, Príncipe de Demonios en Dragones y Mazmorras. Así, los guiños hacia esta época tan característica y mágica se irán sucediendo, desde las bicis hasta los walkie-talkies y las linternas de mano, pasando por escenas que nos remiten a los ya mencionados clásicos del género del terror, el suspense, el misterio y las aventuras infantiles. También hacen presencia personajes que, más que resultarnos refritos, nos sacarán más de una sonrisa cómplice de reconocimiento: los hemos visto en decenas de series y pelis de aquella época, pero, cuando algo se realiza correctamente, la nostalgia siempre vence a la originalidad.
- Actuaciones notables de todo el elenco protagonista
Como digo, el recurso de la nostalgia no es válido por sí solo, sino que otros elementos tienen que participar en correcta simbiosis para que aceptemos la propuesta. La verdad es que los actores que dan vida a los chavales protagonistas han resultado ser todo un descubrimiento. Cada uno consigue darle una personalidad única a su personaje y, en conjunto, se convierten en ese clásico grupo de amigos fieles e infalibles que se hacen pullas amistosas y, de vez en cuando, discuten y hacen las paces, como todos buenos amigos de la infancia que se precien.
Especial papel el de Millie Bobby Brown interpretando a Eleven (Once). La jovencísima actriz se luce en la serie. La recordaremos con especial fuerza gracias a la singularidad de su personaje. El resto de actores del reparto cumple con garantías, destacando a Winona Ryder como Joyce Byers, la típica madre desesperada, y a David Harbour como Jim Hopper, ese jefe de Policía o sheriff de condado pequeño del que uno nunca sabe muy bien qué esperar.
La sensación de cercanía con todos ellos está muy bien conseguida, y se produce de forma especial con el grupo de jóvenes amigos. Sí, de nuevo la nostalgia, pero sustentada en grandes interpretaciones. Millie Bobby Brown va a seguir teniendo presencia en Hollywood durante mucho, mucho tiempo después de esto.
- Producción cuidada hasta el más mínimo detalle
No es que sea algo destacadísimo de la serie, pero la verdad es que la forma en que ‘Stranger Things’ está grabada y montada recuerda, también, a aquellas películas ochenteras. Quizá la ambientación hace que esta percepción se acreciente, pero no por ello es menos destacable. Y cabe decir que la intro me parece de las mejores que he visto de una serie en toda la historia. Sí, quizá sea algo totalmente emocional, nostálgico y subjetivo, pero es ver STRANGER THINGS en ese luminoso rojo sobre fondo negro y crecer de forma automática mi emoción ante el capítulo que está por venir. A veces, lo simple (o lo que parece simple) se convierte en lo más eficaz.
- La banda sonora de los 80 y del misterio
A la banda sonora original creada por Kyle Dixon y Michael Stain, que tira mucho de sintetizador para la ocasión, hay que sumar la presencia de geniales temas de artistas de la época: desde Jefferson Airplane a The Clash, pasando por Joy Division y Foreigner y (no sé si considerarlo spoiler) composiciones de Vangelis como Tears In Rain o Fields Of Coral. Para un amante del ya mítico Milenio 3 en el que se empleaba tanto la música de este famoso compositor (autor de la banda sonora de Blade Runner) reconocer Tears In Rain en la serie fue toda una sorpresa que me puso, literalmente, los pelos de punta. Las escenas en las que se empleó no podían haber sido mejor escogidas: se iba a producir una conexión directa con el misterio. Una conexión con lo desconocido desde la magia de la infancia.
- Referencias constantes a la literatura de Stephen King
Para los que somos, como el propio autor diría, “lectores constantes” de sus novelas, sabemos que Stephen King no es sólo el novelista de mayor éxito del género de terror a nivel mundial. Sus novelas ofrecen una amplísima variedad de registros y subgéneros distintos que escarban en la psique humana y en la sociedad norteamericana como ningún otro. Sin embargo, su impronta en el género de terror, la huella que ha dejado a las distintas generaciones desde los años 70 en adelante en este sentido, ha propiciado una inspiración también constante en toda película o serie de terror que se precie. Buscadas o no, las referencias a su propia producción literaria, a las imágenes que ha hecho llegar a nuestra cabeza a través de sus novelas en innumerables ocasiones, son más que recurrentes.
Stephen King habita en nuestro subconsciente colectivo, incluso en aquel de los que no le han leído. En Stranger Things se hace una mención directa a este gran autor, algo así como ¿acaso estamos en una novela de Stephen King? Se trata de una clara autorreferencia: Eleven, el personaje interpretado por Millie Bobby nos recuerda, inevitablemente, a la protagonista de una de sus novelas más icónicas: ‘Ojos de Fuego’ (‘Firestarter’) publicada en 1980. Incluso hay un capítulo dedicado a otra de sus obras y que fue titulado de la misma forma: ‘El Cuerpo’ (‘The Body’) llevada al cine por Rob Reiner con ‘Cuenta Conmigo’ (‘Stand by me’) y de la que los autores de Stranger Things dicen que “su ADN está en la escritura de toda la serie”. El propio Stephen King ya ha dicho que “ver Stranger Things es como ver “Grandes Éxitos de Steve King”, aclarando que lo decía “en el buen sentido”.
Por todo ello, ‘Stranger Things’ bien merece nuestra atención entre toda esta vasta producción de la que disfrutamos en nuestros días. Especialmente si somos amantes del terror y del misterio. Y, para qué ocultarlo: también de aquella época de bicis voladoras, de extraterrestres amistosos y no tan amistosos, de juegos de rol de mesa, de linternas que fallaban en el último momento y de amigos hechos de otra pasta. ¿Un refrito? Quizá. Y, quizá, eso sea lo que más nos gusta. Quién sabe, puede que el recurso de la nostalgia, por sí sólo, puede llegar a ser más válido de lo que pensamos.
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