Elizabeth Gilbert, autora de Come, Reza, Ama, en su libro de ensayo Big Magic sobre creatividad habla de Winifred, una anciana de 90 años. Esta mujer, viva y alocada, cambió drásticamente su vida cuando, a los 80 años, leyó un libro sobre la historia de Mesopotamia. Movida por la curiosidad, visitó excavaciones de Europa del Este, aprendió escritura cuneiforme y asistió a tantas charlas y exposiciones en museos como pudiese. Gilbert señala que Winifred pudo dejarse llevar por la curiosidad porque había decidido que su educación aún no había terminado.
Emma Watson también lo decidió. Puede que simplemente sepas que, sí, ella es una actriz de prestigio que encarnó a Hermione Granger, o también estés al corriente de cómo Emma Watson ha elegido continuar su vida. Tiene el coraje suficiente para influir en el mundo defendiendo sus creencias. Emma es una de esas joyas de las cuales nuestro mundo puede presumir, con ojos brillantes, intenciones honestas y sonrisas sinceras.
En una entrevista de noviembre de 2010 para la revista TIME, Emma elevaba sus pupilas y sonreía al imaginar todo lo que quiere ser. ¿Sólo actriz? “Quiero ser una mujer renacentista”, decía alegre. “Quiero pintar, quiero escribir, quiero actuar, quiero hacerlo todo”. Aquel año comenzó sus estudios Universitarios en Brown, Rhode Island, al noreste de Estados Unidos, por la posibilidad de recibir una educación abierta y diversa, no especializada.
Una niña trabajadora
La conciencia sobre la importancia de la educación floreció en Emma Watson a una edad muy temprana. Tras pasar sus primeros cinco años de vida en París, en 1995 se mudó a Oxford, debido al divorcio de sus padres. El divorcio de la pareja de abogados británicos Chris Watson y Jacqueline Luesby pesó sobre la economía de la familia. No obstante, Chris Watson envió a la joven Emma a uno de los mejores colegios de Inglaterra, el Dragon School. Consciente de que sus padres no podían permitírselo, Emma cuenta en When Harry Left Hogwarts que “por eso trabajaba tan duro todos los días en el colegio, para que mi padre estuviese orgulloso de mí y que supiese que apreciaba su esfuerzo”.
A los seis años sabía que quería ser actriz. De modo que sus padres la inscribieron en el Stagecoach Theatre Arts School, añadido al aprendizaje académico del Dragon School. Participó en varias obras de teatro en incluso ganó un concurso de poesía a los siete años por recitar “The Sea”, de James Reeves. Su esfuerzo daba sus frutos y, con nueve años, sus profesores la recomendaron a agentes para los castings de esa película que se iba a grabar sobre cierto libro de éxito.
Pese a ser la Hermione preferida por J. K. Rowling desde el principio, durante 3 meses pasó por ocho castings, lamentándose de que las demás niñas tuviesen experiencia en el cine. Una vez obtuvo definitivamente el papel, sabemos que ocurrió después. Desde los diez años compaginaba el Dragon School y el Oxford Headington School al que se cambió con trece años, con Hogwarts. Ponía esfuerzo en todo lo que hacía y, por ello, sentía que vivía en una vacación constante. Cuando no estaba rodando, podía ver a sus amigas del colegio. Y cuando no tenía colegio, podía ser Hermione Granger. Cuenta que no sintió perderse nada por deber grabar, sino todo lo contrario: lo tenía todo.
Transición a mujer renacentista
En 2007, a sus 17 años, y con cinco películas de Harry Potter en el historial, se planteó dejar el barco. Durante el rodaje de Harry Potter y La Orden del Fénix había conseguido estudiar y sacar A en sus GCSE’s (exámenes sin equivalente en España que se hacen en el último año de Educación Secundaria para seguir los estudios no obligatorios). Sin embargo, en el próximo año, se enfrentaba al duro rodaje de las tres últimas películas de Harry Potter y a los A Levels de Sixth Form (el equivalente a los exámenes de selectividad de España). Emma no solamente siguió siendo Hermione Granger, sino que rodó Ballet Shoes, puso voz a la película animada The Tale Of Desperaux y obtuvo las notas más altas posibles en los A Levels.

“He vivido en una burbuja. Me encontraron y me dieron el papel. Ahora estoy desesperadamente intentando encontrar mi lugar”. El reto de la transición al mundo fuera de Hogwarts tuvo exitoso resultado gracias a que se aventuró a retos que le asustaban y a que continuó su educación. Para rodar las dos últimas películas de Harry Potter aparcó sus estudios y participó en otras películas como My Week With Marilyn y The Perks of Being a Wallflower. Retomó sus estudios en Brown centrándose en Literatura inglesa y a su formación personal añadió el yoga, la meditación.
Graduada en 2014, aquel verano fue nombrada Embajadora de las Mujeres de las Naciones Unidas (UN Women). Bajo ese paraguas inició el proyecto HeForShe abanderando la igualdad de género en septiembre de 2014 con un aplaudido discurso. Esta mujer renacentista del Siglo XXI lee, aprende y actúa a través del cine, de la pintura, de las redes sociales… Es una persona brillante en constante aprendizaje con la increíble amplitud de recursos que disfrutamos en nuestro tiempo.
Emma,you are fantastic I’m Nuria i’m live in spain I’m have9yers old?