Opinión

Europa se abstiene de cambios… de momento

Van der Bellen, nuevo presidente austriaco

Toda Europa ha estado pendiente de Italia y de Austria en la última semana. Dos países que pueden ser clave para el futuro de la Unión Europea en un futuro cercano. Tanto el país adriático como el austriaco se jugaban su futuro particular el pasado domingo con la celebración de dos procesos electorales, diferentes en el contenido, pero similares en importancia para ambos países y para toda Europa.

Todo el mundo sabe que la Unión Europea no está pasando el mejor momento de su historia, de hecho, está ganando detractores en los sectores extremistas de la sociedad, ya sean de izquierdas o de derechas. No obstante, en Europa no se teme el surgimiento de una plataforma de ultraizquierda, sino de ultraderecha, una extrema derecha que ya gobernó en la década de los 30-40 en Europa en Alemania, España e Italia, y que todo el mundo sabe en lo que desembocó al final, la II Guerra Mundial.

En Francia, Holanda, Austria amenazaba el auge de la ultraderecha, un auge causado principalmente por dos motivos: la inmigración y el rechazo a las políticas de la UE. Además, la tensión en Europa ya empezó a mediados de este año con la llegada del Brexit en Inglaterra, algo que sirvió para tensar un hilo que el próximo año puede acabar de romper como Marine Le Pen se acabe imponiendo en Francia, o como siga la inestabilidad en Italia.

Lo que ocurrió en Austria y en Italia fue una sensación agridulce para la cúpula ejecutiva de la UE.  La Unión Europea deseaba la derrota de Norbert Hofer, ultraderechista contrario a la permanencia de Austria en la UE; también querían la victoria de Renzi en el referéndum italiano con el fin de buscar la estabilidad política de un país fundador de la UE como es Italia.

En Austria los sondeos preelectorales vaticinaban la victoria de Hofer, una victoria que supondría la vuelta de un líder ultraderechista a Europa por primera vez desde Hitler en Alemania. No obstante, según avanzaba la jornada electoral, los sondeos fueron modificándose en favor del ecologista Van der Bellen. Finalmente, el propio Van der Bellen frenó el primer ‘set’ point de la ultraderecha en Europa, algo que se celebró en el seno de la UE y del resto de fuerzas políticas de centro, izquierda e incluso derecha del resto de países.

En cambio, en Italia la UE no tuvo nada que celebrar. Renzi sucumbió con su referéndum a una derrota aplastante por más de 20 puntos de diferencia. El plan político del hasta el pasado domingo Primer Ministro italiano, fue rechazado por un contundente 60% de los votantes. Ante este rechazo, Renzi se vio obligado a dimitir.

A pesar de la derrota de Hofer, la ultraderecha ha perdido una batalla, pero no la guerra. Holanda, Francia e incluso Alemania, donde están cerca de entrar al Parlamento, son fuentes de extrema derecha en Europa. La UE ha celebrado esa derrota en Austria, pero sigue mostrando preocupación por el auge de dicha facción política.

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