La exuberancia de las faldas que definió la moda romántica de mediados del siglo XIX fue sustituida por el juego de drapeados y recogidos de las faldas, desplazando el volumen a la parte posterior, a partir de 1869-1870.
El miriñaque fue postergado, aunque no se renunció a una estructura interior que sostuviera el volumen de las faldas: el polisón.
Históricamente, en España esta etapa se corresponde con el triunfo de la Revolución del 1868, el reinado de Amadeo de Saboya y la Restauración en la figura de Alfonso XII. Un nuevo período de cambios y transformaciones que también se acusan en la moda, sin olvidar que ésta tiene un marcado carácter internacional.
El modisto de la emperatriz Eugenia de Montijo, Charles Frederik Worth, resultó influyente en la definición de la nueva moda. La visión de unas lavanderas parisinas le sugirió la idea de recoger las faldas por medio de graciosos recogidos que resaltaban las caderas, y surgió así el “estilo tapicero”.
Este estilo tapicero no podía prescindir del polisón. Worth desplazó el centro de atención a la parte trasera del cuerpo femenino, acentuándose esta. A la vez, se aplanaba la parte delantera del traje. La grupa trasera tomaba forma gracias a esta estructura ahuecadora, llamada polisón, que iba cosida a una enagua interior y sujeta a la cintura.
Distintos modelos de polisón / Fuente: laaletheiadezorba.wordpress.com
Todo esto significa que, a pesar de múltiples aplicaciones de bordados, pasamanerías, encajes y artísticos botones que adornan los cuerpos, el interés durante esta época recayó en las faldas. Estas fueron las verdaderas responsables del cambio de la silueta.
Las faldas ofrecen dos puntos de vista. El frontal, en el que cobran protagonismo los drapeados, fruncidos y recogidos por medio de túnicas sobrepuestas. Y la visión posterior, que resalta las caderas remarcando la suave curva descrita en la parte posterior de los cuerpos. Estos efectos se completan con la mezcla de tejidos y todo tipo de aplicaciones de diferentes materias, texturas y colores, estableciendo un expresivo juego de luces y sombras que contribuye a resaltar los volúmenes.
Tocados y peinados
Tocados y peinados se adaptaron a las nuevas tendencias. Sombreros de pequeñas copas y alas muy recortadas redujeron su tamaño y se colocaban sobre el cabello recogido en trenzas o tirabuzones que caían sobre la nuca resaltando la verticalidad de la línea.
Recorte de la revista ‘El correo de la moda’ de marzo de 1969 / Fuente: pinterest
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