¿Qué es una madre?
El año 2016 está siendo de lo más pintoresco de la historia del ser humano. Múltiples han sido los conflictos que se han vivido, así como múltiples han sido los cambios que ha experimentado nuestra sociedad no siempre a consecuencia de dichos conflictos. Lejos de Donald Trump, los más de 300 días sin gobierno o los refugiados, si hay algo que enmarcar de este año, es la facilidad con la que una persona puede ser ofendida.
La pasada semana salió a la luz una nueva campaña creada por Puleva, donde se incentiva la firma para cambiar la definición de la palabra madre. Parece ser que, una «mujer o animal hembra que ha parido a otro ser de su misma especie» no es una madre, y los lingüistas de la Real Academia Española se equivocan. Sin embargo, si se puede decir que un «varón o animal macho que ha engendrado a otro ser de la misma especie» es un padre. Esto provocó como consecuencia inmediata, un gran número de personas se ha echado encima de la empresa láctea, recriminando las formas con las que lleva a cabo su producción.
Una madre puede ser única, luchadora, valiente y/o cariñosa -son los términos que más han usado los firmantes de la petición- además de conseguir encontrar cualquier cosa que escapa al ojo humano. Pero esta definición, guste o no, es totalmente subjetiva, porque las madres que usan su vientre como alquiler, las que abandonan a sus hijos -y no es por necesidad-, y las malas madres, que para sorpresa de muchos, también existen, no tendrían cabida en esa definición.
Parece ser que hoy en día existe un pacto social tácito, que llama a la denuncia o reclamación de cualquier aspecto. Podríamos decir que una mierda no es un «residuo metabólico del organismo», sino que es cualquier producción cinematográfica interpretada por Eddie Murphy, pero eso no es objetivo en absoluto. Pero lo mejor de todo está en las redes sociales, ya que muchas de las personas que reclaman ciertos derechos o cambios, vetan a los que poseen y a su vez exponen, una opinión distinta, y eso quizás es lo peor que podemos sacar de este tipo de casos.
A día de hoy, la libertad de expresión no está totalmente coartada por grandes corporaciones o mandatarios, sino por nosotros mismos. En las redes sociales, donde se supone que es la misma libertad de expresión la que impera, y se debería respetar, en la medida de lo posible, las opiniones del resto de personas. Pero en lugar de eso, se ataca y se humilla, en lugar de incentivar el debate, porque parece ser que, cada vez, somos más pasionales y menos racionales, poniéndonos al nivel intelectual de cualquier animal.
Supongo que si, que ser una madre es ser una mujer luchadora, única y que encuentra todo lo que pidas que busque, pero esto, guste o no, no es la realidad. Ojalá una madre fuera eso por definición, pero por desgracia, no siempre lo es.