Moda y tendencias

Recorriendo el Museo del Traje (IV): Romanticismo (1833-1868)

Una vez finalizado el siglo XVIII y comenzado el XIX, abrimos paso al Romanticismo. Despedimos, de esta manera, la influencia de los franceses y la burguesía sobre la moda de nuestro país y damos la bienvenida a “lo romántico”.

Viajamos en el tiempo a 1830, el año clave a partir del cual cambia radicalmente la indumentaria. Al abaratarse los procesos de impresión, las revistas de moda comienzan a solicitarse cada vez más y el número de ejemplares que se producen aumenta. Estas son fieles aliadas de la industria, pues ambas necesitan del cambio de la moda para sobrevivir: la industria no puede detenerse cuando todo el mundo ya ha comprado vestidos, y las revistas precisan que la moda evolucione para que sus clientes puedan justificar, moralmente, el despilfarro de adquirirlas cada quince o treinta días.

Este nuevo ritmo acelerado de la moda, característico del vestir contemporáneo, va a afectar de modo exclusivo al traje femenino. El hombre reduce su indumentaria a los colores oscuros y al sempiterno traje de chaqueta y pantalón. Ahora no refleja su poder y su riqueza en sus ropas sino en las de su esposa; desplaza sus anhelos exhibicionistas hacia lo que considera sus posesiones: su casa, su coche, su mujer.

Dicho cambio conlleva a que las mujeres se vean sometidas a un ideal femenino de delicadeza y refinamiento, que atiende a una triple ley. En primer lugar, la fémina atrofia su tórax con un corsé para conseguir la deseada cintura de avispa. En segundo lugar, aprende y práctica una serie interminable de técnicas de costura y bordado, buscando mejorar sus vestidos con aditamentos ornamentales. Por último, examina una y otra vez, a solas o ayudada por la modista, el fruto de sus esfuerzos en el espejo de cuerpo entero o psyche, todo un símbolo del vestir femenino en el Romanticismo.

Vestidos de mujer en el Romanticismo / Fuente: museodeltraje.mcu.es

El traje femenino cotidiano de la burguesía se distingue fácilmente de su precedente neoclásico. Ahora el talle ha descendido hasta la cintura, la cual, reducida con un corsé, nos parece especialmente fina gracias a un efecto óptico bien sencillo: por encima y por debajo de la cintura se amplían las dimensiones de las prendas. Se destaca el busto y a veces las mangas, al tiempo que la falda se hincha ampulosa sobre un miriñaque de aros. Como se aprecia, la gama cromática es en general sobria y oscura, en contraste con los trajes de baile, en tejidos blancos y de tonos pastel.

 

De compras

La Revolución Industrial abarató los tejidos y supuso la aparición de los grandes almacenes. Estos se organizaban modo de calles comerciales cubiertas para que el mal tiempo no amilanara a los clientes. No obstante, la figura del sastre y la modista todavía resultaban imprescindibles para la mayoría de los elegantes.

El poder de los complementos

Sombrillas y capotas resultan ser los complementos claves de esta época. Las sombrillas garantizaban que el cutis de las mujeres no se curtiera por la insolación, estigma de las obreras que se ajaban trabajando a cielo abierto. La función de las capotas era la misma.

Complementos típicos de la vestimenta de la mujer en el siglo XIX / Fuente: museodeltraje.mcu.es

Esta moda procede del siglo XVIII y se mantiene hasta las primeras décadas del siglo XX, cuando Chanel pone de moda el bronceado.

PRÓXIMO ARTÍCULO. Recorriendo el Museo del Traje (V): Del Miriñaque al Polisón (1868-1898)

 

Paula Pastor
Periodismo UCM. Redactora en HOLA y en las revistas La Huella Digital y OFF Magazine. También puedes leerme en mi blog: paupas.blogspot.com.

1 Comment

  1. Es evidente que los trajes son una vestimenta que estaban y están de moda para muchas ocasiones o eventos especiales. Es muy importante saber cuáles son las prendas más adecuadas para cada evento, porque por ejemplo para ir a trabajar también es esencial llevar una vestimenta adecuada, además de cómoda. En https://anadonuniformes.com/ hay uniformes para cada ocasión diferente, para la hostelería, para la escuela… ¡Son ideales y cómodos!

Leave a Response