CulturaLiteratura

Lo bonito de entrar en un ascensor con alguien| #microcuento2

#microcuento2

Lo bonito de entrar en un ascensor con alguien

¿Alguna vez os habéis enamorado en un ascensor?

O mejor dicho,

¿Os habéis enamorado en lo que ha tardado el ascensor en abrir sus puertas?

Yo sí.

Me he enamorado de unos ojos que sonríen,  de una boca que no sabe qué decir para abrirse.

También del tiempo que se mide en un reloj de muñeca cuando lo miran y no del tiempo que se marcha en números marcando cuántas plantas nos quedan.

Me he enamorado de lo despacio que pasa el tiempo allí dentro y de lo rápido que corre la vida ahí fuera.

De las conversaciones típicas que se vuelven interesantes porque cada persona tiene una manera distinta de contarlo a la de la semana anterior.

Me he enamorado del tintineo de unas llaves que hacen por abrir una puerta imaginaria y escapar de allí, como la persona que las llevan.

Y es que no somos conscientes, pero la de historias que han nacido entre esas cuatro paredes. Los «hola» y los «adiós» que hemos dicho. Algunos hasta parecían que  eran de verdad porque no hemos vuelto a ver ni a esos ojos que sonreían ni a esa boca que callaba.

Yo siempre he tenido mi filosofía: el amor como un ascensor.

Miles y miles de personas entran, salen, sonríen, lloran, hablan, callan, miran, disimulan, se tropiezan, se agobian, ríen, se dan la mano, se ayudan, cantan, se miran al espejo, algunas incluso se devoran a besos.

Pero en realidad, ¿ quién se queda dentro? 

Un caso entre millones y millones: Cuando el ascensor se estropea y se queda entre una planta y otra.

Alguna vez, te quedas encerrado solo. Pero, la mayoría de veces, siempre vas con alguien, ¿te lo habías preguntado alguna vez?

Quizá algunas personas están preparadas para afrontar el amor solos, pero otras, incluida yo, necesitamos a la otra persona.

Supongo que necesito a esa persona por si las luces se apagan y no veo el botón de continuar. Por si nos avisa  que hay demasiado peso y que alguien tiene que irse. Por si necesito que me aúpen para seguir avanzando de planta y no quedarme en el medio.

Y es que creo que,

quien  afronta el amor solo,

es porque nadie le contó lo bonito de entrar en un ascensor agarrado a la mano del otro.

vivirtenpoesia
24. Desde que supe que escribir era la forma más bonita de doler, no he parado de sangrar. Madriz.

Leave a Response