Cien metros no son nada
Esta mañana, he podido disfrutar de la proyección de la nueva película de Dani Rovira, en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense (ventajas que tenemos los estudiantes de la complu). Tenía curiosidad no sólo por la historia de Ramón (que da cuerpo a la película), sino por ver si por fin, tanto Dani Rovira como Karra Elejalde conseguían romper su molde interpretativo. Y vaya si lo han hecho.
La película cuenta la historia real, de cómo Ramón Arroyo, un hombre que vivía su vida ajena a la mala suerte, es diagnosticado con esclerosis múltiple, y realiza un ironman. Por supuesto, lo principal que trata esta historia es cómo consiguió superarse, contra viento y marea.
Dani Rovira posee el papel protagonista, y afronta en su quinta película, el primer papel dramático de su carrera. Acostumbrados a hacernos reír, sentía desconfianza hacia él con un papel de este tipo, pero me equivoqué. Con esta película, demuestra que no es sólo alguien que hace reír. Demuestra que es un actor más que versátil.
El papel que encarna Karra Elejalde es el del suegro. Como todo suegro, al inicio de muestra distante con Ramón (Dani Rovira), pero a lo largo de la película, coge una importancia inmensa, y consigue, como siempre hace Karra, que te enamores del personaje. A esto hay que añadir -al igual que Dani Rovira-, los momentos dramáticos que, pese a ser escasos, cumple a la perfección.
Por otro lado, se encuentra Alexandra Jiménez, quien muestra cómo es una madre. Debe encargarse de su marido con esclerosis múltiple, recuperar a su padre, cuidar a sus dos hijos, y por supuesto, llevar el dinero a casa. Toda una heroína. A ella, quien presenta un papel más secundario, se le unen Bruno Bergonzini y David Verdaguer (además de alguna pequeña sorpresa), que tienen pocas apariciones, pero son sencillamente fantásticas.
Como resultado de todo esto, y de la mano que mete Marcel Barrena como director, sale como resultado, una versión mejorada de la película Intocable.