Opinión

Black Mirror, desgraciadamente necesario

La dependencia del qué dirán, un problema que abunda hoy en día. | Vía Digitial SpyLa dependencia del qué dirán, un problema que abunda hoy en día. | Vía Digitial Spy

El pasado viernes, se estrenaba en Netflix la tercera temporada de la serie británica Black Mirror. Un servidor, esperaba su vuelta como agua de mayo. Fue en 2011 cuando irrumpió por primera vez en la sociedad. Para quien la desconozca, se trata de una serie que, ofrece una perspectiva distinta de los problemas de nuestra sociedad. En sus capítulos, domina el manejo de un hipotético futuro que podría encajar perfectamente con la realidad.

No me demoré, y engullí la serie como haría Homer Simpson con sus rosquillas. Las redes sociales, la influencia externa o la supervivencia del ser humano, son, entre otros, los temas escogidos para esta nueva hornada. Y qué quieren que les diga, pero es, por desgracia, una maravilla. Y lo repito una vez más, por desgracia.

¿Cuántas veces se han quejado del mundo que nos rodea? En mi caso, innumerables. Y es por eso que considero a Black Mirror como una maravilla. Su manera de contar lo que ocurre es única, y seguramente inimitable (a excepción de Her). Incluso me he visto reflejado de una u otra manera en algunos de esos casos, llegando a provocar una sensación en mi, que rozaba lo repulsivo. Y ese es, sin duda, su punto fuerte.

Prácticamente cualquiera -salvo excepciones- de los que se encuentran sumidos en la serie como protagonistas, podríamos ser nosotros en un futuro demasiado próximo, y en ocasiones, algunos son ya su viva imagen. Y ese es el problema, que en cada uno de sus episodios, hace un traje a la condición humana.

Siempre se ha dicho eso de que la realidad supera a la ficción. No obstante, en esta serie hay veces que, la ficción es incluso la misma realidad. Y por ello les invito a que prueben a verla, porque además de llevarse alguna sorpresa, Black Mirror, es desgraciadamente necesario.

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