Te invitan a una fiesta y no sabes qué ponerte. Recorres las tiendas en busca del traje perfecto y, tras días y días de búsqueda, parece que das con él. No solo es precioso sino que, además, te sienta estupendo. Sin embargo, no todo resulta ser tan bonito como pensabas.
Llegas al evento y haces una entrada triunfal con ese vestido de marca que te ha costado un dineral y con la mejor de tus sonrisas, sintiéndote radiante. Allí al fondo, charlando con un grupo de gente, otra invitada lleva el mismo atuendo. Es justo en ese preciso momento cuando piensas: “tierra trágame”.
“Se ha copiado”, te dices a ti misma. Pero seguro que ella piensa lo mismo de ti. Así pues, ¿quién tiene la culpa? Yo te lo digo: el diseñador italiano Pierre Cardin.
El diseñador Pierre Cardin / Fuente: Marie Claire
Todo comenzó cuando, en los años 50, la alta costura estaba en su apogeo con el new look. Uno de los grandes diseñadores de esta época, Pierre Cardin, iniciaba su proyecto de transformar la moda en futurista. No obstante, esto no le parecía suficiente y decidió, también, que los diseños debían poder trasladarse de las pasarelas a las calles para estar al alcance de todos.
Tras darle vueltas a cómo podría llevar a cabo esta revolución, inventó el prêt-a-porter (“listo para llevar” en español o “ready to wear” en inglés), un nuevo concepto que consistía en prendas de moda producidas en serie con patrones que se repiten en función de la demanda. Es, por tanto, la moda que (con diferentes calidades y precios) se ve en la calle a diario.
Pierre Cardin y sus modelos, años 60 // Fuente: FURINSIDER
Este nuevo planteamiento fue la pesadilla de muchos diseñadores de alta costura de la década de los 50. Balenciaga, Coco Chanel o Christian Dior, entre otros, consideraron el prêt-a-porter como algo mal visto, pues hacer prendas repetidas con diferentes tallas no era moda. La moda era el Haute Couture o alta costura: piezas hechas a mano, a la medida, por encargo y únicas.
Posteriormente, y siguiendo las ideas de Pierre Cardin, múltiples diseñadores practicaron el método “listo para llevar”, que ha ido adquiriendo peso con el paso de los años. Uno de los más influyentes fue el diseñador de moda y empresario francés, Yves Saint Laurent, quien decidió unirse a esta tendencia porque el mercado, la sociedad y la época lo ameritaban. Posteriormente, Ralph Lauren lanzó al mercado la famosa camisa de manga corta con el logotipo ‘Polo’, apta para ser usada por hombres de todo el mundo.
Parece ser que cuando hablamos de alta costura nos referimos a las marcas de ropa cuyos precios son elevados y su clientela es exclusiva, y que cuando lo hacemos del prêt-a-porter, estamos aludiendo a las prendas baratas y de mala calidad. Mas no es así, existe el prêt-a-porter de lujo: moda suntuosa y costosa creada por grandes diseñadores, que en algunas ocasiones resulta una línea paralela a las colecciones Haute Couture.
Desfile Yves Saint Laurent 2014 // Fuente: HOLA magazine
En la actualidad, la sociedad en la que vivimos ha extendido el consumo masivo de prendas en grandes superficies. Pero, ¿es esto lo mismo que el prêt-a-porter de bajo coste?
Aunque el ready to wear es moda casual en diferentes tallas, existe una gran diferencia entre esta y la que se fabrica en grandes máquinas. La diferencia entre prêt-à-porter y las grandes superficies, es que la primera se encuentra en tiendas como Prada o Gucci y, aunque en diferentes tallas, es una moda lujosa, costosa y no tan masiva. Mientras que las grandes superficies como Zara, Mango, H&M y demás, son más económicas y están diseñadas para todos los públicos.