Una vez más elijo llevar el relevo de la voz crítica a cada una de las personas que han sufrido este tipo de desencuentro con sus pantalones. Juramos hasta la saciedad que tenemos una talla determinada de pantalón o falda y cuando entramos en una tienda diferente de la habitual… ¡Sucede! Tu talla cambia y generalmente es a una, dos o incluso tres mayores.
Es increíble e indignante como diferentes tiendas de moda del mismo grupo comercial de distribución cambian su tallaje de una manera tan espectacular. ¿Es posible que una misma persona tenga diferentes tallas dependiendo de la tienda en la que se pruebe? Definitivamente sí y me parece, cuanto menos, asombroso.
Este fenómeno se afronta con total naturalidad en el día a día por personas con la madurez suficiente como para comprender que solo es una talla de pantalón. Pero sin embargo existen personas más vulnerables que sienten que no pueden engordar por las presiones sociales y una talla más en una prenda para ellas es caer al abismo.
(Fuente imagen: www.fucsia.co)
En general este tipo de comercios están dirigidos a un público joven, que por lo consecuente es más fácil de moldear, influir y acomplejar. Esto puede acarrear consecuencias como la generación de problemas de alimentación en mentes un poco más sensibles. La gente joven tiende cada vez más a seguir cánones de belleza regidos por la delgadez, por lo tanto estas tiendas buscan complacer su público objetivo más cercano realizando tallas que se adapten a sus ideales.
De igual manera pasa al contrario cuando ciertas tiendas buscan satisfacer plenamente a sus compradores finales. Si un cliente ve que necesita dos tallas más para que una prenda le quede bien, por lo general, creará un ambiente de disgusto y no se marchará contento a casa. Esto provocará que en la próxima compra busque otro lugar donde hincar el diente. Las tiendas, utilizando estrategias para mantener a sus clientes, realizan tallas un poco más grandes de las habituales para acaparar todas las compras haciendo que el cliente pase a una talla menos sin haber si quiera adelgazado.
Todo esto nos hace pensar en lo engañados y condicionados que vivimos por la sociedad en la que habitamos. Nos autoengañamos pensando que una talla concreta significa estar sobre la ola de lo perfecto, y no es así. No es agradable ver un abanico de tallas en tu armario y no tener ni remota idea de saber cual es la verdadera, pero esto sucede en la actualidad y tenemos dos opciones: o convivimos con ello o gritamos por una universalización de las tallas.
(Fuente imagen: psicocode.com)
Entono el mea culpa por haber seguido este juego en alguna ocasión, pero creo necesario la concienciación de todos nosotros para no reírle más las gracias a Doña Moda. Que por cierto me han contado que es un tanto manipuladora. Juega a etiquetarnos y a que sintamos que si no estamos dentro de nuestra talla de siempre hemos perdido la competición y debemos retirarnos al banquillo. Es tiempo de jugar y de demostrar que nuestro cuerpo cambia, para bien o para mal y no por ello perdemos nuestra esencia.
Todo vale en el amor y en la guerra decían. ¿No? Lo que no me queda muy claro es de que tipo es esta batalla.