DÍAS CONTADOS
DÍA 20
-¿Pudiste hablar con ella?
– Sí, le llamé. ¿Cómo fue al final?- dijo Carol algo nerviosa.
-Pues parece ser que se fue a tiempo de mi casa, o eso me contó Carlos. Como sabía que lo haría, la conozco demasiado.
– ¿Sabes si ha encontrado algo que nos pueda joder?
-Que yo sepa no, dejé la casa prácticamente vacía menos dos tonterías, así que no creo que haya encontrado nada.
-Menos mal.
-Aunque he dudado en si dejé el armario cerrado con llave o no, pero quiero creer que sí.
-Joder, Tony. Si Marina abre ese armario se acaba todo. Ella gana, nosotros perdemos, acuérdate.
-Ya, lo sé , Carol. Pero no te preocupes que todo va a salir bien. Te dije que te ayudaría en esto.
-Sí, y te lo agradezco. Pero estando en la recta final todo tiene que salir según lo planeado. Bueno, ya hablaremos. Te había llamado para saber cómo había salido todo. Tengo que colgar.
A Tony no le dio tiempo a despedirse de Carol, pero nada más acabar la llamada, la sonrisa, en la cara de Tony, no podía ser más grande.
~
Joder. Estaba debajo de la puta cama paralizada. Salí intentando hacer el menor ruido posible por si acaso Carlos estaba pululando por ahí.
Salí de la habitación, también despacio. Tenía el corazón que se me iba a salir del pecho. Mil sensaciones recorrían mi cuerpo: miedo, nervios…
De repente me encontré con Carlos, de frente. Me empezó a mirar fijamente y a sonreír. En sus ojos había como maldad, no sabría explicarlo bien, pero un temblor me sacudió en la espalda.
-¿La fiesta sorpresa, bien, no?
~
-¿Con quién hablabas?
-¿Acaso te incumbe ?
-Ya sabes que no deberías que el exterior te afectase, tienes un niño dentro de ti, y al ser mi hijo no voy a dejar que pases por situaciones que puedan afectarle. Lo hago por tu bien, Carolina.
-Mira Álex, tenemos que hablar…
~
–Deja de mirarme así. Ya me iba.-le dije a Carlos sin apenas mirarle a la cara. No podía. Los nervios me lo impedían.
–Tú no te vas a ningún lado. Colarse en una casa que no es la tuya, puede traerte graves consecuencias, lo sabes ,¿ no?
No dije nada. No podía. No me gustaba nada el tono de su voz. Solo deseaba irme de allí. Lejos.
Se giró en torno a la puerta y empezó a hablar:
–Ay Marina. Qué ingenua eres, siempre lo has sido. ¿Pensabas que no te iba a dar la llave?Claro que sí, solo que tenía que hacerme un poco de rogar.
–¿Acaso crees que no te he escuchado la conversación que has tenido por teléfono? Y sé que era Tony. No sé que os traéis entre manos, ni tampoco quiero saberlo. Solo quiero irme de aquí e irme lejos. Me da igual ya todo. Antes quería saber el por qué de todo, pero hoy he entendido que se me ha ido de las manos,y que me he metido demasiado donde no me llamaban.
Se dio la vuelta y me miró fijamente, había un odio de él hacia mí que se podía oler a kilómetros
–¿Y te das cuenta ahora, bonita?
-Deja que me vaya, por favor.
-Antes me vas a decir qué sabes acerca de un tal @joy88
Me quedé boquiabierta al escuchar el nombre que había salido por su boca.