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Y tú vuelves

Cuando todos se van, vuelvo a escribirte.
Y me quedo a oscuras
y veo el vaso medio vacío.

La nostalgia me alcanza,
la soledad me acobarda.
Mientras un atardecer en el corazón de Madrid guarda nuestro secreto.

He buscado tu número y a veces, incluso, vuelvo a descolgar el teléfono.
Pero gracias a dios que comunica
y así una tras otra, vuelvo a no llamarte.

Cuando todos se van, vuelves.
Y sigo esperando que llegue el día que te vayas.

No olvido que lo hicimos.
Mal, pero lo hicimos.

Podría echarte la culpa
pero creo que, más imbécil que quien empuja a alguien por un precipicio,
es quien se deja empujar.

Cuando todos se van, siempre recuerdo
que tú, todavía, no te has ido.

A mis espaldas, alguien grita que ya van cinco meses
desde que el amor no me sabe a gloria.

Tu complejo de boomerang me descoloca
y no sé si quiero que ya no vuelvas
o si quiero que vuelvas ya.

Cuando todos se van
-y ahora que por fin se han ido-,
me dicen que ya has vuelto
y siento que fue ayer cuando cerraste aquella puerta.

Algo dentro de mí se remueve.
Hablan de mariposas en el estómago,
pero para mí que es una estampida de elefantes en el pecho.

Cuando todos se van
y tú vuelves;
porque volverás a mí. Lo sé.
Como el asesino que vuelve siempre al lugar del crimen.

Paula Pastor
Periodismo UCM. Redactora en HOLA y en las revistas La Huella Digital y OFF Magazine. También puedes leerme en mi blog: paupas.blogspot.com.

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