Ayer, 26 de junio de 2016, España celebró sus decimoterceras elecciones de la democracia. Cuatro eran los partidos decisivos para formar gobierno y parecía que el tablero había cambiado mucho desde el 20D.
Las encuestas daban al Partido Popular la victoria, pero algo castigada (se entiende por los ultimos escándalos que salpican al partido); mientras Unidos Podemos, coalición de Izquierda Unida y Podemos, pasaba a ser la segunda fuerza política de España, por delante del Partido Socialista. Tras el período de ausencia de encuestas, los españoles esperábamos los resultados de las encuestas a pie de urna, que se suponían fiables por su inmediatez a la votación. Ninguan sorpresa, PP, Unidos Podemos, PSOE y C’s en orden descendente por escaños. En Antena 3, sin embargo, había cierta desconfianza hacia el sondeo encabezada por el ministro Margallo, quien hablaba de una subida del los partidos tradicionales como consecuencia del Brexit.
Comienza el escrutinio. Al 11% completado PP dominaba, pero PSOE se mantenía como segunda fuerza mientras C’s corroboraba lo que el sondeo afirmaba, su caida de escaños. Según avanzaba el escrutinio el panorama electoral se separaba de las previsiones. Los populares aumentaban sus escaños y no se producía el «sorpasso» de Unidos Podemos. Al 90%, se corroboraba el desatino del sondeo. Finalmente, PP 137 escaños, PSOE 85, Unidos Podemos 71 y C’s 32.
Tras conocer los resultados llegaron las declaraciones de los líderes, y para algunos eran buenos y para otros malos. La celebración del PP fue la propia de un partido que gana las elecciones con más escaños de lo esperado, alegría y cantos en la sede de Génova, con gritos de: «¡presidente , presidente!».
Pablo Iglesias reconoció que los resultados no eran los esperados, de nuevo tercera fuerza, pero aseguraba haber consolidado un nuevo espacio político; se percibía una actitud decaída y de cabeza baja, quizás para intentar mostrarse como aliado frente al PSOE. Ay los socialistas, a pesar de haberse mantenido como segunda fuerza, el partido que había obtenido el peor resultado de su historia en el 20D, perdió 135.000 votos el 26J, empeorándolo. La actitud de Sánchez en la rueda de prensa no era, sin embargo, de derrota, sino más bien de alegría por no haberse producido el ‘sorpasso’, y respondió a la situación atacando tanto a derecha como izquierda, lo que en un futuro puede ser perjudicial para posibles pactos.
La participación descendió con respecto a las pasadas elecciones, pero más llamativo es el cambio de votos. Los Populares se hicieron con 643.000 votos más que en los pasados comicios y Unidos Podemos perdió 1.103.000, a pesar de la candidatura conjunta. Lo más probable es que los votantes más indecisos del PSOE recurrieran al PP ante la posibilidad de pactar con Unidos Podemos, al igual que los de Ciudadanos ante la posibilidad de que estos pactaran con el PSOE. Sin embargo, la pérdida de Unidos Podemos es un interrogante, quizás algunos simpatizantes de Izquierda Unida no vieran bien el pacto, o fueron los de Podemos los que lo rechazaban, también cabe la posibilidad de que parte de sus votantes en el 20D no acudieran a votar.
En cualquier caso, los españoles han decidido el nuevo parlamento, pero es sobre los partidos donde recae la respondabilidad de formar gobierno y, a no ser que los socialistas acepten pactar con los independentistas catalanes, la opción más viable según la aritmética es una gran coalición PP-PSOE.