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En defensa de las Humanidades en el Sistema Educativo

Durante el Siglo XV los Reyes Católicos impulsaron una educación humanista en España que instruía en las Letras y el comportamiento adecuado como alternativa a las clases orales y visuales de la Iglesia Católica para la mayoría de españoles analfabetos. Desde entonces el humanismo perdió fuerza y la volvió a recuperar en el Siglo XVIII de la mano de ilustrados españoles como Gaspar Melchor de Jovellanos o Pedro Rodríguez de Campomanes, llegando a influir en los Reales Estudios de San Isidro o en los Planes de enseñanza de Aranda, basados en las Primeras Letras, el Latín y la Retórica.

No obstante, fue en el Siglo XIX cuando, no sólo en España, sino en Europa, surgieron en masa los primeros Sistemas Educativos. Al mismo tiempo que se aprobaba que la instrucción pública fuera responsabilidad del Estado, y no de la Iglesia, rugía la Revolución Industrial con el traqueteo de los trenes, los monótonos sonidos del trabajo en cadena y el gris del cielo. Algo no meramente anecdótico, pues marcó el compás de dichos Sistemas Educativos vírgenes que preparaban a las personas para trabajar en la industria. Y es esta la raíz de donde ha crecido la Educación contemporánea, lo cual explica que las Humanidades sean vistas como un juego, un entretenimiento, y no como un trabajo. Que a un “Mamá, quiero ser artista”, la frecuente respuesta sea: “No, que ahí no hay trabajo”.

Bueno, a mí mi madre me repite con entusiasmo que “hacen falta Humanistas” ante mi decisión de estudiar la doble carrera de Periodismo con Filosofía. Y como representante de ese pequeño porcentaje de estudiantes que actualmente apuestan por las Letras, estoy en el ojo del huracán a la hora de hablar de la LOMCE y su medida de hacer de la asignatura de Historia de la Filosofía una optativa en Segundo de Bachillerato.

La medida de la LOMCE

Tras ese nacimiento del Sistema Educativo español en el Siglo XIX con la Ley Moyano, exactamente en el año 1857, este Sistema se ha modelado a través de nueve medidas, siendo la LOMCE, del Partido Popular, la décima. He de aclarar que con la LOMCE en 1º de Bachillerato la Filosofía es una asignatura troncal en todos los itinerarios del Bachiller. En 2º de Bachillerato Humanístico y de Ciencias Sociales, la Historia de la Filosofía es una asignatura troncal de opción (es decir, una optativa. Se deben elegir, dependiendo de la opción del Bachillerato, dos asignaturas de entre cinco), mientras que en el Bachillerato Artístico y en el de Ciencias se convierte en una específica (es decir, también optativa. La diferencia es que aquí se debe elegir entre un mínimo de dos y un máximo de tres asignaturas entre unas optativas indefinidas que dependen del centro docente).

LOMCE 1BACHLOMCE 2BACH

Es decir, el año que viene probablemente haya estudiantes de 2º de Bachillerato Humanístico o de Ciencias Sociales que en lugar de estudiar Historia de la Filosofía estudien Griego o Economía de la Empresa. Y de 2º de Bachillerato de Ciencias de la Salud, Ingeniería o Arte que en lugar de estudiar Historia de la Filosofía, estudien Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente, Dibujo Técnico o Análisis Musical. Ninguna locura.

El cambio fundamental es que dentro de las troncales ya no va a haber cuatro comunes (Inglés, Historia de España, Historia de la Filosofía y Lengua –y Lengua Cooficial y Literatura en su defecto–), sino tres (Inglés, Historia de España y Lengua –y Lengua Cooficial y Literatura en su defecto–), lo cual abre las posibilidades de las optativas y la especialización, algo muy demandando en las empresas actualmente. Educar para trabajar.

La asignatura de Historia de la Filosofía

En defensa de la asignatura de Historia de la Filosofía diré varias cosas. En primer lugar puntualizar, por si acaso, que en 1º de Bachillerato se estudia Filosofía: se tratan temas como la cultura y la naturaleza en el Ser Humano o la Soberanía Alimentaria (ese fue mi caso), mientras que en 2º de Bachillerato se estudia Historia de la Filosofía: se estudian las teorías de ocho filósofos desde la Antigua Grecia a la Edad Contemporánea.

Como en todas las asignaturas, lo que aprende el alumnado –no memoriza– depende en gran medida del profesor. En mi caso, mi profesor abría debate en clase y se ponía en las carnes de cada autor defendiendo sus teorías a capa y espada. Trasladaba así su convicción a nosotros, ignorantes en la materia, que al volver a casa buscábamos debajo de las alfombras y detrás de los televisores el Mundo de las Ideas de Platón. Después se disfrazaba de Aristóteles criticando de manera fundamentada a Platón, poniendo patas arriba lo que un tiempo consideramos como verdad y mostrándonos lo que Aristóteles consideraba verdadero. Este encanto y desencanto surgía con cada autor que tocaba estudiar, enseñándonos algo que trasciende los libros: ni el más sabio de los Filósofos podría sostener la verdad absoluta; desarrollando así la tolerancia y  la aceptación de lo incomprensible y de la frustración en la duda.

Otra virtud de la asignatura de Historia de la Filosofía, y esta no depende del docente, es que al igual que la asignatura de Historia, permite estudiar los errores del pasado. “Quien olvida su Historia, está condenado a repetirla”, que se suele decir. Al igual que se estudia el Nazismo, por ejemplo, para recordar que los conflictos territoriales, extremismos y nacionalismos no llevan por buen cauce; estudiar a Platón enseña a no ser demasiado idealista, pues no se puede vivir eternamente imponiendo una realidad ideal negando las circunstancias que hacen que la realidad sea como es, y no como “debería ser”. O estudiar a Aristóteles y David Hume enseña que pasar de de lo particular a lo universal, es decir, generalizar y tener prejuicios, no llevará a conocimiento seguro. Todos los autores tienen muchas cosas buenas de las que aprender. Pero como esa verdad absoluta está tan difusa, puedes tomar lo que buenamente quieras de cada uno y, sobretodo, aprender de sus lagunas y contradicciones.

La necesidad de las Humanidades

En cuanto a la decisión de extraviar la Filosofía para posibilitar la especialización del alumnado, la LOMCE no me parece una locura. Y es que el problema del Sistema Educativo español no es la Filosofía. El problema es que después de hacer la Historia de la Filosofía optativa, es posible que un alumno de supuestas Humanidades solamente estudie Historia y Latín, entre sus asignaturas puramente humanísticas. Que hacer el Bachillerato Artístico sea considerado algo inferior, que en Primaria se nos impusiese qué dibujar o qué pintar o que la Música sea tratada como una asignatura de segunda porque, como dijo José Ignacio Wert, ex Ministro de Educación desde 2011 a 2015, es una distracción.

Quizás le interese a Wert lo que voy a explicar a continuación. Está demostrado que el cerebro está dividido en el hemisferio izquierdo –lógico, analítico, racional, teórico y responsable de la memoria, del lenguaje verbal y de la habilidad lingüística– y en el hemisferio derecho –creativo, intuitivo y responsable de la atención, de la interpretación de sonidos, signos, señales y metáforas–. No haré como Nietzsche criticando todo lo que tiene que ver con el hemisferio izquierdo, porque sin conocimiento teórico no llegaríamos muy lejos.

El problema llega cuando se desequilibra la balanza y en España (ya sea por la LOGSE o la LOMCE) estemos asomándonos al abismo del hemisferio izquierdo generando personas que saben los ríos que hay en China o lo que pensaban en la Edad Antigua, pero no saben tomar decisiones, ni atreverse a ser original, crear ni valerse por sí mismos; y en EEUU se descalabren en el idilio del hemisferio derecho siendo más prácticos y emprendedores pero sin saber colocar a España en un mapa y estando dispuestos a votar a gobernador a un tipo que se cree, junto a su raza aria, el centro del universo. 

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Dice un profesor mío que España lo que tiene es un complejo de inferioridad. Razón de porque el Estado decide que es mejor llenar a las personas con todo el contenido posible, educar en la teoría y crear un Sistema Educativo destinado a mejorar la nota del país en las pruebas PISA. Estas pruebas testan en Matemáticas, Ciencias Naturales y Lectura. Aunque la aparición de las Lectura aparente la presencia de las Letras, es el hemisferio izquierdo el capaz de reconocer grupos de letras formando palabras y frases. Así que, bueno, también ahí están desterradas las Humanidades.

No obstante, el equilibrio no se consigue, por ejemplo, estudiando Historia de la Filosofía si eres una persona demasiado analítica. No. El equilibrio entre los hemisferios de cerebro tiene ver con las conexiones entre ambos. Da igual cuanto sepas y da igual cuanto hagas, la inteligencia tiene que ver con la conexión entre los hemisferios del cerebro, el llamado cuerpo calloso. Hay muchos ejercicios que se pueden hacer para desarrollar esas conexiones pero la mejor actividad para ello es, sorpresa para Wert y demostrado por neurocientíficos, tocar un instrumento. Cuando haces música coordinas instantáneamente el lo que sabes (las notas) con la intuición, lo que sientes y la improvisación. Adjuinto aquí un link a un vídeo que explica los beneficios de la música en el cerebro de manera clara y sencilla. 

De modo que las Humanidades y las Artes no sólo abarcan la creatividad, la intuición y la atención del hemisferio derecho del cerebro; sino que desarrollan los puentes que permiten el conocimiento inteligente, el que conecta diferentes campos, y no sólo el memorístico. La Filosofía puede desarrollar la curiosidad y la capacidad crítica; y el Arte puede desarrollar la creatividad, la coordinación y la atención. Y cuando prestas atención, todo es tu profesor.

Victoria De Julián
Estudio Periodismo y Filosofía en la UNAV. Busco oportunidades de ser mejor, crear y aprender haciendo. :D

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