DÍA 17
Mi idea era una locura. Pero en aquellos momentos no tenía nada más. Carol estaba a su bola, y encima después de todo lo que me había dicho, ella no estaba por la labor de hablar conmigo, así que tenía que buscar yo las respuestas.
Llegué al portal de Tony, echando un vistazo para ver si estaba, con suerte, el portero en la garita. Genial. Ahí estaba leyendo un periódico aunque parecía estar aburrido, como siempre.
Me planté una fingida sonrisa en la cara y me dirigí a él , cruzando los dedos deseando que todo saliera según tenía pensado.
-Hola Carlos- le dije con tono alegre, demasiado alegre quizá.
-¡Hombre, hola Marina, cuánto tiempo!
Ya me conocía de todas las veces que había ido a casa de Tony de cuando él y yo nos veíamos más a menudo. Iba allí prácticamente todas las semanas hasta que la relación se enfrió por los viajes de Tony, pero hemos seguido siendo buenos amigos.
-Sí, hace tiempo sí.
-¿Necesitabas algo?-
-Pues… sí. Mira es que…- Me empezó a titubear la voz.
– ¿Pasa algo?
-No es que mira, ¿Tony no está en casa, verdad?
-Pues no, justamente hoy se iba de viaje me ha dicho.
-Si me lo ha dicho sí, justo por eso venía. Es que dentro de unos días es su cumpleaños, y habíamos pensado en hacer una fiesta sorpresa y prepararle algo guay en su casa, sin que él sepa nada ,claro. Y habíamos pensado, que ahora que está el de viaje, pues aprovechar para hacerlo, y que a la vuelta se encuentre con la sorpresa.
– Ajam, entiendo…- Dijo pensativo.
Simplemente sonreí de nuevo. Tenía el corazón a mil. Iba a entrar a husmear en la casa de mi mejor amigo y la verdad es que nunca se me había pasado por la cabeza, pero en la casa de Tony quizá encontrara respuestas, respuestas que a lo mejor Carol ni él pensaban contestarme.
-Sé que sois muy amigos, pero no puedo entregarte las llaves de un propietario. Cuando sepa Antonio que he ido dando sus llaves por ahí, imagínate cuánto tiempo me espera aquí.
Tenía que convencerle sí o sí.
-Ay, si lo sé. Pero tú no te preocupes por eso, porque ya sabes cómo es Tony y que además, hablaré con él de ello y para nada se va a molestar. Jo, es que le iba a encantar y además que es el primer cumpleaños con él después de tanto tiempo…
Suspiró. Se levantó ladeando la cabeza.
-Ay, aquí tienes. Pero yo no quiero saber nada de estos líos eh.
-Gracias Carlos, de verdad.
Y con las llaves en mano, empecé a subir escalones, ya que para buena suerte mía, el ascensor estaba estropeado. Y Tony nada más y nada menos que vivía en un décimo.
Cuando llegué a la puerta, quise asegurarme de que en verdad no había nadie.
Y así fue, llamé al timbre pero nadie respondió, tampoco se escuchaba nada.
Así que sin pensármelo introduje la llave.
Cuando abrí la puerta, no me creía lo que estaba viendo.