Siempre pensamos en ello como un pilar fundamental de nuestra programación. Siempre quisimos ser una revista joven hecha por y para gente joven. Siempre quisimos cultura y esto, sumado a lo anterior, nos hizo ver en la cultura joven una de nuestras piedras angulares.
Con apenas apoyo a pesar del abundante talento existente dentro de nuestras fronteras, el joven artista tan solo cuenta con plataformas creadas por él mismo para difundir su arte; algo tremendamente injusto tanto para el creador, como para un público que, por desconocimiento involuntario, pierde horas de música, imágenes, trazados o versos de un altísimo nivel.
Por ello y porque el joven artista lo merece, llamamos a todo aquel que de una manera u otra aporte su pequeño granito de arena a una cultura que abarca mucho más de lo es compartido y difundido por los medios, mucho más allá del éxito y los millones, de flashes en programas de televisión y de grandes multinacionales.
Tengo pues el honor de publicar el primero de muchos reportajes a una de esas figuras que, casi desde el más profundo anonimato, trata de progresar y crecer en un mundo lleno de baches y complicaciones.
Guitarra en mano y bajo un sol intenso que cubre todo el Parque Juan Carlos I de Madrid me espera Bea Mialdea, una joven cantante que, tras subirse por primera vez a un escenario en solitario hace escasas dos semanas, ha visto en compartir su música una necesidad.
Criada entre ritmos y trajes flamencos, entre guitarras y notas de piano, Beatriz Mialdea vio en su padre -músico y cantante- el principal motivo por el que comenzar su carrera musical y hoy, con veinte años, empieza a girar por salas y a mostrar su trabajo a un público que hace ya dos semanas llenó la madrileña Sala Siroco.
Esa oportunidad, brindada por la plataforma Co-Incidencias, le hizo ver que transmitir a un público desde el escenario le aporta sensaciones y sentimientos que, hasta ahora, no había vivido y, tratando de alargar esa sensación, espera poder aprovechar al máximo cualquier mínima oportunidad que a día de hoy se le ponga por delante.
“La música para mi es un sueño. Siempre he tocado de puertas para dentro y después de lo del sábado estoy en una nube”, me dijo en varias ocasiones mostrando su timidez como artista. Una timidez que bien contrasta con su forma de ser con los suyos, una timidez que poco a poco desaparece conforme le hablan de nuevos proyectos que afrontar, como es la grabación de una nueva maqueta en la que podrá mostrar algo más de su trabajo, el cual ha estado guardado bajo llave desde que empezó a componer, hace ya tres años.
El nerviosismo que sintió antes de empezar a cantar en Siroco tardó poco tiempo en convertirse en magia y esa magia, según ella misma nos dice, tardó todavía menos tiempo en empujarla a compartir su música y su arte con un público joven hambriento de cultura.
Ya sea a través de su propio canal de YouTube -que, según nos confiesa, está a punto de estrenarse- o de plataformas como OFF Magazine que pretenden dar apoyo y difusión a todo artista joven, esperamos poder seguir disfrutando de su talento. Un talento que, de momento, se hizo material en este nuevo #AcústicoEnOFF.
Esperamos entonces que vuelvas pronto, Beatriz. Que vuelvas pronto para que podamos pasear por esa ciudad que nos recuerda a ella.
Esperamos entonces que disfrutéis de este sexto capítulo de #AcústicoEnOFF; el primero de ellos con un protagonista novel.