¿Qué tienen que ver la Democracia, Mikel Legarda, Vicente del Bosque y Diego Costa?
Estaba hoy estudiando Filosofía, a los Sofistas y a la Ética y Política de Platón. Me era inevitable encuadrar a las personas de hoy en día en ese relativismo de los Sofistas –porque, no nos engañemos, la gran mayoría del tiempo hacemos lo que nos conviene. Y no digo que sea malo, que yo lo disfruto y más en mi bonita adolescencia–. No es que yo conozca a los 46 507 760 habitantes de España (poco me falta), pero no creo que esté lejos de la realidad generalizar y decir que por aquí todos tenemos nuestro lado egoísta -no malo- y que el fantástico liberalismo lo ha explotado más que ninguna ideología política.
El miércoles por la noche vi el Debate de la 1 presentado por Julio Somoano, un hombre que no tiene sangre en las venas, sino algodón de azúcar y que cuando dice “buenas noches”, te dan ganas de hacerte un té y oírle soltar preguntas políticas al aire para que Ramón Espinar y Dolors Montserrat salten a por ellas durante toda la noche. Hablaron de corrupción, y entre un lamentable duelo de intervenciones entre PP y Ciudadanos, Mikel Legarda, cabeza de lista de PNV por Araba, expresó una de las ideas más acertadas de la noche. En su lenta y suave voz, mientras miraba al techo para recordar datos –es para verlo, al hombre–, dijo que la corrupción es un problema de valores. El verdadero problema de España radica en el sistema educativo.

Platón decía que la justicia en la realidad no es posible sin una ética y una política justa. Sin una combinación de las dos. En cambio, podemos tener una legislación adecuada, como bien demostró ayer Dolors Montserrat con las Leyes Aprobadas por el PP para combatir la corrupción, y también disfrutar de una ética en la que el que más roba y no es visto, es el más listo.
Ejemplo práctico que acabo de vivir parando para comer mientras escribía este artículo. –Buah, pensaba que serían más profesionales (rollo, son una empresa) pero nos han instalado todos los programas de Adobe y resulta que eran todos pirateados– a lo que yo respondo con sarcasmo que debería denunciarles. –No, que me quitan los programas–. Y es normal y está bien visto.
No estoy gritando “¡que viva el bien común!” porque sería muy incoherente por mi parte y porque tampoco quiero vincular la política justa a algo necesariamente comunal y comunista. Solamente digo que la Democracia que tanto ansia salvar la nueva política, no tiene sentido sin personas que prediquen con el ejemplo, sin honestidad. Vamos, que hoy en día, creo, el sistema político actual es incompatible con la Filosofía de las personas.
Venga, va, otro ejemplo práctico. Para los futboleros. No sé como andará “la roja” con la nueva lista de Del Bosque en Francia, pero sí que sé cómo le fue en el Mundial de Brasil de 2014. Un equipo falto de gol con uno de los delanteros más cotizados y goleadores del momento, Diego Costa. ¿What? La teoría que defendía entonces y que mantengo ahora es que el sistema de fútbol no era compatible con el estilo de fútbol de Costa y con el fútbol del equipo con el que marcó tantos goles. La Selección: tiki-taka, pases cortos, posesión, jugar en la media luna del equipo rival. Diego Costa: muy rápido que gana el espacio a los defensas, para ganar el espacio necesita pases largos y que exista ese espacio (jugando en la media luna del equipo rival hay poco espacio entre la línea defensiva del rival y el final del campo). Si las piezas no son coherentes con el sistema, tenemos algo incompatible e ineficaz. Si la ética de una sociedad no es coherente con su política, tenemos algo, efectivamente, incompatible.