Opinión

Llenemos las urnas

Si hace unos meses escribía y deseaba la celebración de unas nuevas elecciones, esta vez escribo para desear que la tasa de participación electoral no descienda.

Unas reelecciones en pleno comienzo de verano es lo peor que podría pasar en España. Si ya de por sí la participación electoral es baja -aunque recordemos que en el 20D haya subido 4 puntos en comparación al año 2011-, en verano, la tasa de participación seguramente vaya a descender de manera drástica, o al menos así lo creo. Pienso que eso es algo que no se puede permitir por nuestra parte debido a las circunstancias en las que nos encontramos y esto es una nueva oportunidad para ser críticos y duros con todos los partidos políticos, sin distinción de alguno.

Muchos españoles se marcharán a disfrutar del verano; viajes al extranjero, viajes dentro del territorio nacional, o simplemente, todavía habrá gente que estará en plenos exámenes de universidad y lejos de su origen de procedencia. Entonces me diréis… ¡para eso existe el voto por correo! Está claro, y realmente es una alternativa positiva para todos aquellos que no puedan o quieran acercarse a efectuar su derecho al voto de manera presencial pero, ¿para qué engañarnos? Las trabas, la lentitud y el complejo proceso de todos los trámites a realizar, suponen una vagueza para los ciudadanos. ¡Y ya ni os comento las gestiones que tienen que seguir todos aquellos españoles que se encuentran viviendo en el extranjero!

¿Entonces? Entonces la culpa es tanto por parte de la Administración como de las personas, es decir, aquellos que no se molestan en ejercer su derecho al voto. No obstante, como ya he dicho, son libres de votar o no, pero lo que me parece intolerante son aquellas personas que se quejan de la actual situación española pero no tratan ni se molestan en intentar cambiar las cosas. Hay que aprovechar esta nueva oportunidad y poner a los partidos contra las cuerdas ahora que hemos visto la mala coordinación y gestión de estos en los casi seis meses que han pasado.

Otra de las variables que puede influir en las próximas votaciones del 26J es la decepción y desánimo de las personas. Las elecciones de diciembre estaban repletas de ilusión por todos aquellos que teníamos esperanzas por que las cosas cambiaran, por una nueva transición y la entrada a una nueva etapa política; esas fueron las principales motivaciones de muchos. Pero… ¿y ahora? La incapacidad de diálogo y de llegar a acuerdos parece que ha hundido por completo esta falsa regeneración política.

Es cierto que las elecciones del 20D han sido un total fracaso, y no por parte de los ciudadanos precisamente, sino de los políticos. De hecho, los ciudadanos somos los menos culpables; hemos elegido con nuestro voto pero los políticos no han sabido hacerlo. El ego, la avaricia y el ansia de todos los dirigentes, han impedido la proclamación de un presidente en nuestro país. E insisto, me parece lamentable que un país como España, siga a día de hoy sin presidente después de casi medio año tras las elecciones del 20D.

Todo esto acarreará consecuencias negativas -o al menos así lo creo- en las próximas votaciones del 26J. Espero poder equivocarme.

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