Irene G Punto es una de esas poetas que convierte en sentimiento hasta el sonido de sus tacones. También es periodista y profesora, impulsora de ejemplo para jóvenes que buscan encontrar su camino en la vida. Irónica, astuta e incluso erótica en su micropoesía. Amante de los poemas que con la mirada se exprimen para convertirlos en vitamina que haga latir corazones.
Hace muy pocas semanas que ‘Carrete Velado’ vio la luz. Un proyecto curioso que junta poesía y fotografía. Un libro que como decía su editor, Pablo Álvarez, es difícil de hacer y de publicar. No obstante, las librerías ya están llenas de él y una nueva historia de amor espera ser leída. Así es como Irene presenta este libro: la historia de amor entre poesía y fotografía que nace para desvelar un secreto.

Cuenta que la poesía, como a tantos otros, la rescató y que escribe lo que siente. Micropoesía, Macrocorazón y Mercromina fue su primer poemario y con él ayudó a cicatrizar unas cuantas heridas.
“Sé que ha pasado el tiempo, porque sangro menos ahora. Dolor, no impregnes mi vida. Dolor, no marques las horas”.
Después nació Punterías, donde Irene deja las huellas de sus influencias: Gloria Fuertes y Ramón Gómez de la Serna. Más juego de palabras, aforismos y greguerías para reír, ironizar y reflexionar con poesía.
“El único contrato que voy a cumplir, es no fallarme a mí. Hoy me doy la bienvenida, y me hago, sin enchufes, indefinida”.
Si algo caracteriza a los poemarios de Irene son sus micropoemas acompañados de dibujos o diversas imágenes. Así las páginas se llenan de nombres que participan aportando su punto de vista. Y eso se ve aún más, si cabe, plasmado en Carrete Velado, en el que 14 fotógrafos profesionales han aportado a la poesía su fotografía.
La autora, que presentaba en la Casa del libro su nuevo poemario, también quiso explicar lo que es la micropoesía. Es cierto que los libros de Irene no rebosan de palabras, pero eso significa que hay que reflexionar, incluso, sobre el espacio que hay entre sus letras. “Quien se lea mis libros en cinco minutos no ha entendido nada”, decía. Se tiende a pensar que lo corto o escaso carece de esfuerzo pero cuando se habla de poesía todo es complejo. Hay que decidir si expresar todo en poco o expresar todo en mucho, y abrirte en canal para escribir lo que sientes y/o piensas no es tarea fácil.
Por lo pronto, Irene ya cuenta con tres hijos, como le gusta llamar a sus libros. Y su emoción se desbordaba ante la atenta mirada de familia, amigos y lectores allí presentes. Fue una presentación emotiva, musical, acompañada de María Blanco y Dimauer, de mucha lluvia y poesía.

La poesía, que siempre nos acompaña para que nada nos dañe, de la mano, corazón y cabeza de Irene, se vuelve pequeñita para que nos haga sentir grandes.