Si el equipo de Cuatro consiguió sorprendernos con el reality Adán y Eva, agarraos que vienen curvas de la mano de Quiero ser monja.
El nuevo programa de Cuatro, basado en el reality estadounidense The sisterhood: becoming nuns, se estrenó el pasado domingo a las 21:30 horas. En él, cinco jóvenes que quieren redirigir su vida se embarcan en la aventura que supone entregarse a la vida religiosa durante -al menos- seis semanas y cumplir con los votos de castidad, obediencia y pobreza.
Es bien sabido que el pueblo español tiende a ser generoso con este tipo de formatos, especialmente en sus primeras emisiones ya que tenemos el vicio de querer emitir un juicio de valor de todo aquello que nos rodea. Es por ello que “Quiero ser monja” ha obtenido una cifra vertiginosa de espectadores.
Las participantes:
Juleysi: Tiene 20 años y dice haber sentido la llamada de dios a los 12. Además de no concebir la vida sin el móvil entre las manos, desde hace tres años tiene novio, Alberto, todo muy propio de una monja del siglo XXI. Cuando Juleysi tiene que comparar el amor que siente por Alberto con el que siente por Dios, el pobre Alberto sale perdiendo.
Paloma: La almeriense tiene 21 años y pertenece al camino neocatecumenal -los kikos, para los amigos- es por ello que tiene casi tantos hermanos como años, 13 suman en total. La joven utiliza la expresión neocatecumenal con una soltura y una velocidad que parece impensable para los que aún estamos intentando decir supercalifragilisticoespialidoso sin trabarnos -¡que tiemble Christian Gálvez y su puesto de trabajo en Pasapalabra!-. Además afirma ser virgen porque trata de vivir en la pureza, y nos deja joyas verbales tales como: “Encuentro en la castidad y en la obediencia una complacencia”
Janet y Jaqui: Son dos hermanas de 23 y 22 años respectivamente, originarias de Barcelona. Janet dice tener especial sensibilidad con la naturaleza, por eso disfruta de abrazar árboles y escuchar cánticos de pájaro como quien disfruta de un plato de patatas bravas. Jaqui encuentra en Dios un amigo y declara: “Para mí la Biblia es como escuchar música. Me la leo cuando me apetece, en momentos de relax”, pero sin duda su frase estrella ha sido cuando nos hacía entender que todo tenía que ser hecho con amor y a la estudiante de filosofía no se le ha ocurrido mejor ejemplo que “limpiar el váter con amor”.
Fernanda: Tiene 23 años y muy poco que ver con el estereotipo de persona que quiere entregarse en cuerpo y alma a Dios. A la joven le encantan los chicos, salir de fiesta y se define como bastante pecadora. Sin duda, la llamada de Dios de Fernanda es la más peculiar de todas. Resulta que un domingo de resaca aleatorio fue a misa y mientras escuchaba el evangelio y sintió “fuego y escalofríos” esta sensación le hizo abrir los ojos.

Todas ellas comparten la fe en Dios y la cara de ñu al llegar y no ver a Whoopi Goldberg entre aquel grupo de monjas que esperaban su llegada.
Además, tendrán que olvidarse de sus móviles que serán entregados a Dios a modo de ofrenda a pesar de que fueran reticentes a esta primera renuncia -sobre todo Juleisy que parece llorar más por el móvil que por el novio-.
Y por si el móvil fuera poco, de nada servirán los outfits que traían en esas maletas de tamaño ataúd, tendrán que vestir el uniforme todos los días desde primera hora de la mañana. También prescindirán de sus retoques con maquillaje, porque se ve que el contouring ofende a Dios, o vete tú a saber.
Entre la rutina a seguir en esta nueva vida también destaca que tendrán que bendecir los alimentos con canciones dignas de granja escuela, que se despertarán a las seis de la mañana a ritmo de salmo gracias a un radiocasete -el típico de los listenings de clase de inglés- y que antes de eucaristía harán ejercicios “de creencia y respiración”, lo que podríamos denominar “el nuevo pilates católico”.
Mientras tanto en Twitter:
¿Y tú qué opinas de este formato televisivo tan polémico?
Sinceramente, espero que algún día conozcas la fe