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-Fuego de los que queman-

He conocido a tantos atardeceres como tú, que ya sé cuándo hay que dejar de mirar por si el naranja quema demasiado.

Y no es orgullo, es amor propio. Aunque siempre fue más tuyo que mío.

Que no todas las tormentas me han traído a tu ca(l)ma. Ni todos los huracanes a tu lengua.

Aunque he de reconocer, que siempre fuiste mi favorito en todo, y eso que nunca sé elegir el favorito de nada.

Quizá es que seas mi todo y eso cobra todo el sentido, dejando en deuda todos los míos.

Te he permitido arañar mis heridas por saber si eran reales.

O es que simplemente solo soñábamos cómo abrirlas.

vivirtenpoesia
24. Desde que supe que escribir era la forma más bonita de doler, no he parado de sangrar. Madriz.

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