Opinión

Pablo Iglesias y la cal viva

Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva”. Con esta frase de apenas nueve palabras, Pablo Iglesias es capaz de exaltar a toda la cúpula del PSOE en el Congreso.

La pasada semana, entre votación y votación, entre síes y noes, el líder de Podemos abrió el cajón negro de los socialistas, encendió una mecha, que hasta a Errejón le pilló por sorpresa, y el PSOE estalló. Pero, ¿a qué se refería con esa acusación?

Probablemente a mi generación, a los nacidos en los 90, lo de la “cal viva”, Lasa y Zabala o los GAL, nos suene a chino, no tanto a la generación de nuestros padres o abuelos pues creó una consternación enorme. El revuelo generado por esta declaración de Iglesias me hizo comenzar a investigar y con tan solo poner en el buscador las palabras: “cal viva, Felipe González” encontré miles de resultados y noticias. Entre tantas referencias, unas siglas destacaban por encima de todo: GAL.

Resulta que los GAL (Grupo Antiterrorista de Liberación) fueron agrupaciones parapoliciales que practicaron lo que se denominó Terrorismo de Estado o “Guerra sucia” contra ETA y su entorno. Estuvieron activos entre 1983 y 1987, durante los primeros años de los gobiernos de Felipe González. Fueron creados y dirigido por altos funcionarios del Ministerio del Interior de España, algo insólito en un país democrático, siendo responsables de 27 asesinatos.

Pablo Iglesias enfrentándose al PSOE | Foto vía elespanol.com
Pablo Iglesias enfrentándose al PSOE | Foto vía elespanol.com

Actuaron principalmente en el País Vasco francés, aunque también llevaron a cabo secuestros, torturas y delitos económicos en algunas zonas de España. Sus atentados se dirigían contra militantes y simpatizantes de ETA, pero también afectaron a gente sin relación aparente con el terrorismo. En algunos casos los GAL admitieron sus equivocaciones. Pablo Iglesias alude el término de “cal viva” al secuestro y posterior asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala tras se hallados enterrados en cal viva en 1985, además del secuestro equivocado de Segundo Marey, que marcaron el inicio de la actividad de los GAL.

La prensa entra en escena, y periodistas de Diario 16, con Pedro J. Ramírez como director investigan estos hechos y más tarde en el diario EL MUNDO. Un pequeño Watergate con su propia garganta profunda se lleva a cabo en España.

Los implicados, y más tarde juzgados y condenados por el juez Baltasar Garzón, fueron José Amedo y Michel Domínguez –ex policías- y el ex ministro de Interior Barrionuevo. Felipe González también se vio salpicado por el caso los GAL, ya que muchos lo acusaron de ser el Señor X (nombre con el que se refirieron los medios de comunicación al hipotético dirigente del entramado GAL).

Las consecuencias políticas fueron enormes, entre otras, fue un factor determinante en la derrota de las elecciones de 1996 del PSOE, tras las que González renuncio al liderazgo del partido. Además, la ciudadanía estaba consternada por aquellos sucesos y porque, tras superar la época más cruda de la historia reciente de España, se siguiera empleando la filosofía del “ojo por ojo, diente por diente”.

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