El periodismo resulta hoy en día una profesión amenazada desde fuera -por los enemigos de la libertad de expresión- y desde dentro -por sus propios abusos y errores-. Los medios de comunicación seleccionan las noticias que van a publicar en función de sus intereses económicos y empresariales, censurando ciertas informaciones que resultan perjudiciales para el propio medio. Además, la escasez de tiempo, la frecuente falta de disponibilidad de la información y los errores que cometen los periodistas al trabajar sometidos a presiones dificultan la actividad periodística.
En medio de la crisis económica que viven muchas empresas periodísticas, ser freelance parece una de las salidas más realistas que hoy día tiene un reportero. Pero, ¿qué significa esto de freelance?
Un periodista freelance es aquella persona que se dedica a realizar trabajos propios relativos a este oficio, de forma autónoma e independiente, para terceros que generalmente le abonan su retribución no en función del tiempo empleado sino del resultado obtenido. Ser freelance implica no tener un salario fijo, sino cobrar por pieza publicada. Por ello, es imprescindible aportar a las noticias, reportajes, crónicas, etc. un valor añadido que los diferencie de los producidos por los periodistas que se encuentran en la plantilla.
Dentro de esta rama del periodismo podemos incluir a los corresponsales freelance pertenecientes a uno o varios medios. Sin embargo, es importante matizar la diferencia entre ser corresponsal y ser freelance. Mientras que los primeros gozan de tener los gastos pagados (transporte, alojamiento…), los segundos “van a la aventura” y nadie les cubre ningún tipo de pago. Por ello, el primer paso para poder desenvolverse en este ámbito es ahorrar.
Por otro lado, es importante mencionar que cualquiera puede ser freelance. No obstante, hay que estar dispuesto a una inestabilidad económica constante y a un modo de vida que carece, completamente, de hábitos y rutinas.
¿Cómo ser periodista freelance?
Ejercer como freelance no suele ser una de las metas de los estudiantes que comienzan la carrera de periodismo. Lo más probable es que, quien se decanta por esta opción, lo haga más por obligación que por gusto.
Sin embargo, antes de escoger esta alternativa es necesario saber que hay dos premisas indiscutibles. La primera de ellas es que te comprometes a ser periodista durante 24 horas al día, ya que en cualquier momento puede aparecer una nueva oferta u oportunidad. La segunda alude a motivos económicos. Los periodistas freelance no tienen ningún tipo de contrato que les asegure que van a cobrar un determinado sueldo sino que sus ganancias dependen del número de artículos publicados y de la calidad de estos.
Ventajas frente a ser periodista fijo
Puede parecer que este tipo de periodismo es un disparate y solo trae inconvenientes, sin embargo, varios periodistas freelance afirman que, como todo, tiene su lado bueno y las ventajas que trae son muchas.
En primer lugar, la libertad. A diferencia de los medios tradicionales donde es el director o el redactor jefe quien decide qué se publica y qué no, al trabajar como autónomo puedes elaborar tus contenidos sin ningún tipo de cortapisas.
Después, la amplitud de miras. Para un freelance no es necesaria la especialización, se puede escribir sobre temas muy diversos en varios medios de comunicación.
Otra ventaja con la que no cuentan los periodistas fijos es la diversificación. Al colaborar en varios medios y empresas de comunicación, tu trabajo estará más diversificado y podrás llegar a más gente.
Por último, aunque suene extraño, el dinero. Lo malo de ser freelance es que eres tú quien negocia el precio de tu trabajo casi a diario. Pero lo bueno es que, si te lo montas bien, podrás llegar a ganar bastante más dinero que trabajando en plantilla para un solo medio.
Una gran parte de los periodistas que se han decantado por esta subdisciplina, asegura que “malviven” del periodismo freelance. No es sencillo tener que trabajarse los propios encargos agudizando el ingenio y ofreciendo a diversos medios temas que muchas veces no se les ocurre o no pueden ofrecer. Sin embargo, el espíritu de estos profesionales resulta admirable, pues nunca pierden la esperanza de conseguir hacer del periodismo un instrumento que permita difundir la verdad independientemente de los intereses económicos de las grandes empresas.