CulturaLiteratura

Días Contados #4

DÍA 4

“ Joy88 no es quién dice ser, Marina. Todo lo que dice es pura mentira. Y te podría decir tantas cosas…pero no puedo decirte más que eso.”

 No sabía quién era. Ni la persona que me había mandado el mensaje, y según esa persona, tampoco sabía yo quién era @joy88.

Accedí al perfil, pero me salía sin foto y sin estado. Le puse un ¿Quién eres? Pero jamás me fue respondido, pero tampoco nunca le llegó.

Llamé por tanto al número de teléfono, no me quedaba otra si quería saber de qué iba todo esto.

-El teléfono al que usted llama no corresponde a ningún cliente.

No entendía nada. Absolutamente nada.

Todo esto estaba yendo demasiado lejos. Así que decidí contarle todo a una de mis mejores amigas, Carol.

Su cara cuando le conté todo con pelos y señales fue un espectáculo. Mi cara fue más espectáculo aún cuando me soltó:

– Tía, yo también he hablado con él.

Por lo que @joy88 también había estado hablando con mi amiga Carol, hablando por teléfono, fotos, mensajes etc. Y sí, también le mandó el mismo mensaje que a mí, exactamente el mismo. Mensaje, al que aún no había contestado y que sabiendo lo que sabía, me entraban más ganas de contestar cada vez.

Carol y yo nos quedamos unos minutos en silencio sin saber qué decir ni qué hacer, ni siquiera tampoco sabíamos bien cómo nos sentíamos.

Decidimos  tomarnos el asunto con tranquilidad y seguir actuando normal con @joy88 como si no hubiera pasado nada. Aunque hay que ser idiota para hacer lo que había hecho @joy88. Jugar a la vez con nosotras, existiendo la posibilidad de que nosotras habláramos y se le desmontara el teatrillo. ¿Cómo puede ser tan estúpido?

Según me contó Carol, él puso demasiado énfasis en que ella no contara nada. Pero fuera como fuera, todo le había salido como anillo al dedo. De momento, claro.

Carol le contestaría al mensaje ese mismo día y yo al día siguiente.

Cogí el teléfono, accedí a WhatsApp y él estaba en línea. Nervios. Rabia. Ganas de mandarle a la mierda. Pero no podía. Todo tenía que salir según lo planeado. Me dispuse a escribir:

Hola. Siento tardar en contestarte pero es que tampoco sabía bien qué decir. No hace falta que me pidas perdón, todos tenemos malos días, supongo. Por cierto, tengo una buenísima noticia, la semana que viene voy a Barcelona a ver a una amiga. No hace falta decir que nos veremos,¿ no? Muakkk “

Me sentí como una idiota al darle a enviar. Pero ya estaba hecho. Ahora sólo quedaba esperar su respuesta.

La cuál no me sorprendió para nada.

vivirtenpoesia
24. Desde que supe que escribir era la forma más bonita de doler, no he parado de sangrar. Madriz.

Leave a Response