Opinión

PSOE y Ciudadanos, condenados ante unas nuevas elecciones

Foto vía mirajerez.com

Después de estos dos meses en los que hemos visto una España desestabilizada, problemas políticos, sociales y económicos, falta de liderazgo por parte de los secretarios generales o nuevas tramas de corrupción entre otros muchos más problemas, no pongo en duda que ante unas posibles nuevas elecciones, se mostraría la verdadera imagen de los políticos y de lo que queremos los españoles.

Pido, deseo y, sobre todo, espero con todas mis ganas, que se convoquen unas nuevas elecciones aunque, lamentablemente, es algo muy difícil. ¿Por qué? Básicamente por el hecho de que tanto PSOE como Ciudadanos, intentarán cerrar el pacto de investidura con otras fuerzas políticas con toda la rapidez posible ya que, como hemos visto estos días, el miedo a carecer de poder es el factor principal que lleva a realizar acuerdos rápidos, sin fundamentos e inútiles. La posición y el –ya poco– estatus que le queda a PSOE y C’s, peligra.

Personalmente creo que una posible repetición de las elecciones supondría que los 3.500.446 votos logrados por C’s, volverían en mayor parte al PP. Mientras, en la franja del Partido Socialista Obrero Español, quien ha logrado 5.530.693 votos, una considerable cifra de los votos se repartiría a favor de Podemos, y una pequeña porción estaría destinada a IU-UP. Pero, es eso, solo una suposición personal. Por el contrario, los últimos sondeos de NC Report para LA RAZÓN y de Sigma-Dos para EL MUNDO, aseguran que los resultados serían prácticamente similares a los del 20-D. Aún así, no hay que olvidar que los sondeos no son nada objetivos puesto que pueden influir en ellos muchísimas variables.

Progreso, reforma, transición y evolución han sido algunos de los términos repetidos constantemente durante estos últimos seis meses. Sin embargo, la palabra que más poder obtuvo y fue acuñada tanto por el PSOE, como C’s y Podemos, los cuales luchaban en una especie de guerrilla por ver quién era capaz de alzar más alto la voz a la hora de pronunciarla, era la palabra cambio. Palabra que a día de hoy ha perdido totalmente su significado y poder. Cambio ha sido el término y lema de muchos durante estos últimos seis meses. Todo muy bien pero, y a la hora de la verdad, ¿quién estaría realmente capacitado para ejecutar «el cambio»? O mejor aún, si queremos profundizar, ¿cuál es el concepto que tiene Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias acerca del término «cambio»?

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Albert Rivera y Pedro Sánchez | Foto vía 20minutos.com

Pedro Sánchez ha mostrado su falta de rigurosidad y toma de poder dentro de su partido. Las órdenes que ha seguido y sigue de la Presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz y su mala gestión a la hora de actuar por sí mismo ha hecho desprestigiar y poner en duda su figura a nivel público e incluso dentro de su propio partido. No hace falta más que leer algunos de los últimos titulares. Creo que es algo obvio, o al menos tenemos que ser conscientes de ello, no queremos ni debemos permitir que nos gobierne gente con un liderazgo nulo, gente que no sepa controlar o tomar decisiones en posibles situaciones críticas.

El caso de Albert Rivera ha sido algo distinto. Al principio denotaba una gran serenidad y liderazgo, todo lo contrario al Secretario General del PSOE, pero con el transcurso del tiempo ha ido dejándose ver tras los distintos cambios repentinos a la hora de proponer o apoyar propuestas y pactos. Comenzó con la postura de que no iba a apoyar ningún gobierno, facilitando así la investidura de Mariano Rajoy como presidente por haber logrado el máximo número de votos. Hasta el momento, todo correcto. Algo obvio y comprensible. El problema incide cuando poco después de recriminar al PSOE el posible pacto ‘PSOE + Podemos + IU-UP + Comprimís’ («Pacto de perdedores»), automáticamente Ciudadanos cambia de estrategia y decide apoyar en definitiva al PSOE.

¿Qué habrá llevado a C’s tomar esa decisión? Pues realmente no lo sé, pero lo único que puedo intuir es que Albert Rivera tiene miedo a quedarse sin representación en el Congreso, en caso de que se produjeran unas nuevas elecciones.

Al fin y al cabo, la sociedad, los ciudadanos españoles, tú, yo; somos las únicas víctimas de los detractores que tratan de lograr el poder con ansia.

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