Moda y tendencias

Con los pies fríos no se piensa bien

Foto vía expedia.es

Un día más, escribo sobre los lugares que siempre has querido visitar, hablo con gente que ha vivido miles de aventuras y yo os cuento mis experiencias más atrevidas.

Hoy, os hablo sobre uno de mis países favoritos y al que espero escaparme pronto, donde el frío alarga el invierno y suaviza el verano, donde la cerveza se bebe como agua y las salchichas son un gourmet. Sí, hablo de Alemania, la fría Alemania, pero no voy a contaros la historia de este país en  general, sino de una región en concreto, Hannover. 

Hannover está situado al Norte de Alemania y es conocida por la importante Feria de la informática (CeBIT) , el acontecimiento anual más relevante para la industria de la informática en Europa, que recibe cada marzo a unos 500.000 visitantes. También la podéis conocer por el concurso internacional de fuegos artificiales en el Herrenhäuser Gärten, por el festival de música MASALA festival o por cosas mucho más simples como la cantante alemana ganadora de Eurovisión 2011, La Fiesta de la Cerveza, el equipo de fútbol…etc.

En definitiva, es una ciudad pequeña repleta de cosas por hacer. Y sí, es verdad, ahora mismo Alemania es el principal destino para buscarse la vida y no precisamente porque nos manden de Erasmus, sino porque jóvenes talentos decidieron escapar del papel de becario para toda la vida. El dinero ahorrado para pagar un quinto máster lo utilizaron para un curso de idiomas y para un billete destino : futuro.

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Foto vía Beatriz Naya

Pero no estoy aquí para ponerme a criticar la situación del país donde vivimos, sino para enseñarte lo genial que es descubrir mientras te buscas un «curro»:

 La ciudad natal del genio universal Gottfried Wilhelm Leibniz, es considerada la más verde de Alemania y una de las más culturales, visitada por Australian Pink Floyd y por Flo Rida el próximo de junio de 2016.

Estuve poco tiempo en este maravilloso lugar, pero me dio tiempo a ver (y vivir) más de media ciudad. Además de comprobar la frialdad de algunos alemanes, como era de esperar, visité el lago artificial Maschsee que mandó construir el mismísimo Hitler. Un lago bastante frío no te voy a mentir, pero los bares y restaurantes que lo rodean hacen de él un sitio muy especial para cenar o tomar algo con tu pareja o amigos. En él, puedes hacer numerosas actividades, desde dar un paseo en barco hasta coger una canoa y darte una vuelta tú mismo.

Las vistas son de las mejores, con los pies fríos he sido muy afortunada de poder ver como el sol se esconde entre sus bosques y como el agua los refleja.

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Foto vía Beatriz Naya

Das Neue Rathaus, en español El Nuevo Ayuntamiento, es otro lugar emblemático en el cual tuve la oportunidad de subir a la última planta. Me quedé pasmada al saber que esta ciudad fue destruida y que volvió a nacer. Desde arriba del todo, casi tocando las nubes del cielo, veía Hannover como una pequeña mancha naranja por los tejados de sus casas. Justo abajo, un pequeño lago atravesado por puentes con miles de candados en sus barandillas de parejas que prometieron su amor.

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Foto vía Beatriz Naya

Recorrí los increíbles jardines de Herrenhäuser, con arbustos perfectamente cortados que iban acorde con el diseño del jardín. Era como un laberinto con salida a diferentes espacios con estatuas doradas, parecidas a las de los parques de historias mitológicas. Como era de esperar, una señora, confundida por mi aspecto, me comentó en palabras muy alemanas varias cosas que no entendí, lo que hizo que prestase mi total atención a ella y perdiera a mi grupo. Pero no me alegré más de haberme perdido, me sentí Alicia en el país de las Maravillas al encontrar aquella puerta dorada que me llevó a un palacio gigantesco.

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Foto vía Beatriz Naya

Finalmente, por mi incondicional amor a los animales, fui a Erlebnis Zoo Hannover. Un zoo que se encuentra dentro de la ciudad rodeado por un frondoso bosque, donde hice mil y una fotos de cada especie, que no eran pocas. La idea de que los animales (algunos) no estuvieran en jaulas, me llamó mucho la atención, podía observar que esos animales eran felices, correteaban de un lado a otro o descansaban a la sombra huyendo de algún humano pesado que le deslumbraba con el flash de su cámara. Disfrutaba como una niña mientras me comía mis palomitas a la espera de que el león abriese la boca.

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Foto vía Beatriz Naya

Me hubiese quedado allí para toda la vida, ya empezaba a acostumbrarme a las bromas más serias de lo normal ,a no dar dos besos al conocer a un alemán (puede ser muy violento creeme) y a solo ver el sol una vez por semana. Pero después de haber estado allí, España se me quedó pequeña.

Guten morgen!

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