DÍA 1
Joder. Es idiota. ¿Por qué narices no contesta? Si está en línea…
Bueno, empezaré por el principio.
Le conocí en… ¿diciembre? Sí, creo que sí, en la conocida red social Instagram.
Todo empezó por un ‘me gusta’ que dejé en manos equivocadas. Lo típico. Pero ya era demasiado tarde para decir que la foto no se podía ampliar.
Él empezó a dar ‘me gusta’ a algunas de mis fotos y yo a las suyas.
Terminé por seguirle y él a mí, a pesar de sus miles y miles de seguidores.
Él era @joy88 en Instagram. Su galería estaba repleta de fotos suyas, a lo que yo llamo puro ‘postureo’. Él solo seguía a unos pocos y eso me hacía pensar que al día siguiente me dejaría de seguir. Estaba claro.
Pero me equivocaba. Me mandó un mensaje a los pocos días diciéndome que le gustaba mucho como escribía y que las fotos de atardeceres que solía subir, también le gustaban.
Él, sorprendentemente, también escribía, aunque no subiera nada a la red social, perdería aquella imagen de chico duro.
Me envió algunos párrafos y no se le daba nada mal, la verdad.
Él era de Barcelona y yo de Madrid.
Vivía solo y se dedicaba a dibujar. Hacía ilustraciones para libros por lo general. Tampoco se le daba mal.
Llegamos al punto en el que hablar todos los días llegó a ser costumbre.
Yo siempre hacía el intento de llamarle pero siempre me acababa colgando. No tenía tiempo para hablar por teléfono, o eso me decía.
Pero llegó el día en el que, sin saber por qué, a @joy88 se lo tragó la tierra…
