Hace unos meses, mientras paseaba por la inmensa blogosfera en busca de películas que llevarme al gaznate visual, tope con una película llamada ‘Spotlight’, en la que Tom McCarthy, el director, había logrado el absoluto equilibrio en lo que debe de ser un film basado en una historia real, ya que este tipo de películas, en muchos casos, termina aburriendo al espectador. La reafirmación de tal largometraje llegó poco tiempo más tarde al llevarse numerosas nominaciones en los Globos de Oro, nominaciones que, en definitiva, injustamente no fueron correspondidas por la academia que los otorga, pero que de cierto modo llamaba a curiosear sobre esta cinta del director de ‘The visitor’.
‘Spotlight’ trata de contar cómo el periódico local ‘The Boston Globe’ intenta destapar una serie de abusos sexuales cometidos por parte de la iglesia católica en dicha ciudad a niños, yendo incluso más allá y señalando de lleno a la archidiócesis de Boston por encubrir esta causa durante tanto tiempo y no ponerle remedio.
Tiene todos los ingredientes que puede tener una historia para captar la atención del fenómeno mediático: una historia real aderezada con un reparto brillante y salpimentada con una dosis de datos contundentes que llevan a la reflexión y no a la desinformación.
En lo que concierne a lo narrativo, a lo largo de la historia nos encontramos la necesaria regularidad y continuidad narrativa durante las dos horas de entretenimiento, pero con cierto defecto guionístico que se arriesgan a tener las películas basadas en historias reales: falta un impedimento real que complique de verdad la labor de investigación de los periodistas. Por decirlo así, no hay un malo de la película que, en algún momento, ponga contra las cuerdas a nuestros protagonistas, y si lo hay, no hay mucha dificultad en sobrepasarlo.
Esperaba mayor nivel de implicación emocional, en busca de una conexión directa con el espectador que ganase más enteros aún para la película, pero sí bien es cierto que está contada tal y como pasó y es complicado dibujar una elipsis que conectara historia y público.
Me atrevo a decir que el reparto es brillante porque así lo han declarado los especialistas que conceden este premio en el Sindicato de Actores. Llega un momento en el que no eres capaz de designar quienes son, o no, los personajes principales, al tener trascendencia en el hilo narrativo incluso personajes que se antojaban secundarios en un principio. Es un acierto reunir a tres cracks como Mark Ruffalo, Michael Keaton y Rachel McAdams: el primero es un actor que lleva llamando a la puerta de la Academia de los Oscars durante mucho tiempo, pero no se le tiene tanto en cuenta por escoger “papelitos” como el de Hulk; Keaton mantiene su impecable ascendencia cinematográfica desde que hiciera ‘Birdman’; y Rachel McAdams parece encontrar en la investigación su fuerte interpretativo tras verla despuntar en True Detective 2.
Asimismo nos encontramos con unos secundarios de primer nivel como es Liev Schreiber con el papel del nuevo director del medio que busca un halo de compromiso periodístico con el ciudadano, algo a lo que contribuirá John Slattery como redactor jefe, sacando las informaciones que el abogado defensor de las víctimas, el actor Stanley Tucci (Los Juegos del Hambre), irá filtrando en busca de mayor notoriedad mediática. Si de por sí la historia es interesante, el casting la potencia aún más.
Finalmente, deberíamos hacer hincapié en la presentación de datos que invitan a la reflexión. Muchas veces se tienden a dar datos en exceso que terminan perdiéndose en la cabeza del que está sentado en la butaca, pero aquí se busca la concienciación de los cinéfilos con referencias puntuales que apuntalan la historia en sí.
En definitiva, nos encontramos ante una película atractiva y muy recomendable, a la que se debe asistir con la mente lo más abierta posible, dejando de lado la ideología que cada uno tenga y poniendo todos los sentidos al servicio de una historia que, de seguro, cautivará a todos los públicos.
Todos sabemos de la triste realidad que vive una parte de la iglesia, pero, una vez visto este metraje, uno sale pensativo, con ganas de debatir sobre este tema, sorprendido por la verdadera magnitud del asunto, pero, sobre todo, estupefacto por el mero hecho de que uno de esos chavales de los que habían abusado podrías haber sido tú.